Cómo es posible que todas las mujeres que ocupan una recetoría en este país se puedan reunir en una sola mesa?, cuestionó la doctora en antropología Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad Veracruzana. “Todavía existe una valoración diferente respecto a las mujeres en el trabajo académico, aunque demográficamente tenemos una mayor presencia en las universidades que los varones”.

Durante la mesa Mujeres rectoras, parte del ciclo La enseñanza: reto para el siglo XXI, organizada por El Colegio Nacional y coordinada por el historiador y Premio Crónica Javier Garciadiego, Sara Ladrón de Guevara explicó que lo anterior responde a una valoración simbólica del poder que se asocia con los varones, razón por la cual se espera que las mujeres, cuando ocupan posiciones de poder, asuman conductas masculinas. “Suelen criticar hasta cómo nos peinamos o vestimos; no les parece porque no tenemos traje y corbata”.

En ese sentido, la doctora en Ciencias Sociales Tania Rodríguez Mora, rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México que una persona no puede apoderarse del traje sastre, la corbata y el tono señorial, sino que se deben comenzar a transformar la lógica de estas prácticas que hacen la política. “No es un tema de mujeres, sino que estamos obligadas a discutir si queremos transformar la estructura de distribución de poder”.

Lo anterior también plantea la necesidad de abordar temas como la cultura de la paz, el dialogo, las formas de participación y escucha, etcétera. En ese sentido, añadió Rodríguez Mora, se tiene que reconocer la complejidad de plantear estas ideas en contextos instituciones comunitarios, donde hay valores hegemónicos que chocan y crean una tensión permanente.

“Históricamente hemos confiado mucho en la universidad o en la escuela como un mecanismo de cambio y, sin lugar a dudas, lo es. No obstante, la escuela podrá hacer esta labor en la misma medida en que sea socialmente reconocida como un actor importante, valioso y con poder”.

“Sin lugar a dudas, tenemos esa ambigüedad en la sociedad mexicana y lo que sucede en las universidades es reconocido, pero también hay una serie de valores asociados al consumo en contextos de desigualdad que también juegan a favor de tendencias excluyentes, de privilegio y violentas”:

Por su parte, Sandra Ladrón de Guevara destacó que también las alumnas tienen un papel importante, pues son quienes visibilizan las realidades que se viven dentro de las instituciones. “En la prensa nos están señalando como espacios de acoso, pero no lo somos más que otros lugares, la diferencia es que la hacemos visible y establecemos mecanismos para abatirla”.

PROPUESTAS. La rectora de la Universidad Veracruzana expresó que las mujeres no han logrado abatir todos los esquemas simbólicos que están arraigados en la sociedad, pero que esto se puede ir modificando, sin dejar de lado las políticas de género.

“Cuando yo llegué a la rectoría había alrededor de 70 hombres que habían sido reconocidos, a lo largo de casi 70 años, con un doctorado Honoris causa; mujeres, sólo 2 en el mismo periodo de tiempo”.

Por tanto, a lo largo de su rectorado ha reconocido a cuatro mujeres con esta distinción y está por otorgar el quinto doctorado honoris causa. “Hacer visible que las mujeres tenemos todo para ser reconocidas, es un posicionamiento”.

“Sugiero que busquemos que en las universidades se den doctorados Honoris causa a mujeres que se lo ameriten, no como cuota, así como que llamemos algunas de nuestras aulas y auditorios con nombres de mueres, así como los premios y las medallas”-

Lo anterior no desconoce la trayectoria ni el mérito de los hombres cuyo nombre da identidad a un premio o auditorio, sino que busca reconocer el quehacer de las mujeres en el ámbito público

Las universidades pueden hacer mucho para transformar las asociaciones simbólicas del poder y visibilizar las capacidades de las mujeres en todos los ámbitos del desarrollo científico, tecnológico, de innovación, humanístico, artístico, social… en las instituciones de educación superior. Si somos más mujeres en mundo, deberíamos ser más mujeres quienes ocupemos espacios de toma de decisiones, con lo que se podrían establecer una serie de cambios que lleguen a la igualdad, explica Sara Ladrón de Guevara