
El cineasta mexicano Gabriel Mariño dio a conocer años atrás que su segundo trabajo sería totalmente diferente a Un mundo secreto, el filme realista que lo dio a conocer. Aquel trabajo nos narraba la historia de una chica que decide viajar a través del país, buscando respuestas sobre su existencia, donde se demuestra lo difícil que puede ser para muchos el pasar por la adolescencia. Su segundo largometraje lleva por nombre Ayer maravilla fui, y ahora reflexiona sobre la existencia a partir de un drama amoroso de fantasía.
El filme trata de un personaje solitario y perdido en la Ciudad de México quien desliza su existencia cambiando incontrolablemente de cuerpo. Sin saber cuándo cambiará, vive una misma vida dentro de cuerpos extraños que termina abandonando. Su hastío y desesperanza se ven enfrentados al amor que siente por Luisa. Así comienza una lucha por comunicárselo a través de diferentes rostros y cuerpos hasta quizá lograr estar junto a ella a pesar de su condición.
Estamos frente a uno de los filmes más originales que ha dado el cine mexicano en los últimos años, en el cual la fantasía y el amor se convierten en los elementos principales para hacerse preguntas más profundas sobre la condición humana, sobre la condición de existencia y sobre todo, sobre la soledad.
En esta historia Gabriel Mariño da una cátedra de creatividad. Utiliza sus defectos en su favor. Es una película de costo pequeño que sin embargo utiliza su precario blanco y negro para dar un tono melancólico a su filme; tiene a muy pocos actores en escena pero utiliza la idea del ente que pasa de cuerpo en cuerpo, da la sensación de haber más personajes; la cámara de Iván Hernández es esencial en el filme para poder entender con un magnífico manejo del encuadre las situaciones que son sugerentes y no explícitas, y de paso hace collage de postales de la ciudad con sus personajes.
Tan atractivo como curioso, tan extraño como llamativo, así es el filme que mantiene una ambigüedad hipnótica conforme pasa la historia. Atrapa porque resulta extraño comprender del todo de qué va, pero irlo reconociendo es un descubrimiento satisfactorio, es una película paranormal que se siente como un sueño fascinante. Complejo en su forma, simple en su tratamiento.
En una entrevista pasada el realizador explicó que una de las fuentes de inspiración de su nuevo trabajo fue la anécdota de la actriz noruega Liv Ullmann cuando respondió a la pregunta sobre qué haría si tuviera cuerpo de hombre. Ella dijo que sería experimentar hacer el amor.
Me resulta impresionante que de aquel detalle, Mariño encontrara una manera de hablar de la soledad con tanta sensibilidad a través de un planteamiento poco racional. Simplemente algo cautivador. Cine mexicano que vale la pena ver en salas por más de tres semanas.
Director: Gerard McMurray
(EU, 2018)
Es sorprendente cómo conforme pasa el tiempo van saliendo las películas inspiradas en La noche de la expiación (2013), hay una sensación de que el terror que presenta es más realista de lo que nos podemos imaginar. Aquel exitoso filme que comenzó como un experimento hoy en día alcanza un gran nivel de aceptación y coherencia. Esta vez nos traslada al comienzo de todo: Para mantener durante el resto del año la tasa de criminalidad por debajo del 1% los Nuevos Padres Fundadores de América ponen a prueba una teoría sociológica que da rienda suelta a todo tipo de agresiones durante una noche en una comunidad aislada. Pero cuando la violencia de los opresores se encuentra con la ira de los marginados, el vandalismo explota más allá de esas fronteras “experimentales” para extenderse por todo el país. Da lo que promete: emoción, sangre y tensión.
Cada año, durante un mes cinco amigos muy competitivos realizan un juego de quemados sin límites, que practican desde la primaria. Arriesgan la vida, su empleo y sus relaciones con la finalidad de ganarle al otro, con el grito de batalla: “¡las traes!”. Este año el juego coincide con la boda del único jugador que nunca han derrotado, situación que finalmente debería convertirlo en un blanco fácil. Pero él ya sabe que van a perseguirlo y se prepara para eso. Por muy infantil que parezca el planteamiento de esta película hay que decir que es uno de los filmes más divertidos en lo que va del año. Es una película de entretenimiento satisfactoria, muy probablemente porque está inspirada en hechos reales, en las historias de 10 amigos por las que hay un plus de empatía. Aunque queda a deber en su papel de película de amistad, como filme de entretenimiento es muy buena.
Un padre muy ocupado hace numerosos viajes por África, Sudamérica y Oriente Medio. La pasión que siente por su trabajo le ha distanciado de sus seres queridos. Hace tres años que se divorció, y desde entonces ha visto a su hijo en contadas ocasiones. Pero cuando éste desaparece, se ve obligado a dejar a un lado su vida profesional, y comienza entonces a descubrir muchas cosas sobre su ex mujer y su hijo. Un terrible sentimiento de culpa le invade, y decide encontrar a su hijo, cueste lo que cueste. Pese a esta premisa redentora en realidad estamos ante una película que trata de esconder todos sus defectos en el estilo visual, sin embargo es solo una máscara de la falta de credibilidad que va adquiriendo cada vez que se van revelando las pistas falsas. Una película demasiado convencional para ser un thriller que promete mantenernos agarrados de la butaca.
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