Opinión

Baja California y el estado de chueco

Baja California y el estado de chueco

Baja California y el estado de chueco

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Un título opcional para estas opiniones podría ser: La única oposición de Morena está en Morena. Fue en abril cuando me referí en este espacio a los impresentables representantes de la oposición partidista del ­PRIANRD, reductos de grotecidad, indignación hipócrita y defensores de oscuros intereses extractivistas de toda laya. Concluí entonces: “La verdadera oposición de Morena es la que ahora está dentro del mismo partido, la que lucha por huesos, prebendas perdidas y no por agendas constructivas. Aunque desde luego, paciente lector, eso es tema de otro artículo.”

Y creo que llegó el tiempo para ese otro artículo porque lo que pasa en Baja California no es un asunto menor. En ese estado se dieron cita todas las condiciones que demuestran el enanismo de la oposición y la lucha de poder inescrupulosa al interior de Morena.

El plazo que le dio el Congreso estatal, de mayoría panista, a Jaime Bonilla para que ocupe un cargo por cinco años en lugar de dos, tiempo por el que fue votado por los electores bajacalifornianos, vuelve a dejar en completo ridículo a ese personaje de ópera bufa que se dice líder del PAN.

También revela las negociaciones de la nefasta facción morenista encabezada por Yeidckol Polevnsky, que quiere manejar el partido como una tienda de raya. Las “negociaciones” alcanzadas por el diputado local morenista, Víctor Manuel Morán, y los panistas colocaron a Jaime Bonilla y al Congreso estatal en el centro de una aberración jurídica que desde el punto de vista político despertó indignación entre la mayoría de los simpatizantes y militantes de Morena y le dio respiración artificial a las momias de la oposición panista.

Tiene razón Rogelio Muñiz Toledo cuando dice en su texto: “BC, la pretensión de suplantar la voluntad popular” que “por eso resulta grave que [AMLO] no se haya pronunciado claramente en contra de esta reforma y sólo se haya deslindado con el argumento de que él no tiene injerencia en el asunto; prurito que no mostró en el caso de la elección para la gubernatura de Puebla en 2018 —en el que tampoco tenía injerencia— cuando calificó a la cuestionable sentencia del tribunal electoral federal que confirmó la validez de la elección, como una decisión equivocada y antidemocrática.” (Aristegui Noticias/13/07/19).

Desde luego que si no hay pronunciamiento abierto del Presidente en un sexenio caudillista, menos podemos encontrar un acto de congruencia por parte de ­Yeidckol Polevnsky o de Jaime Bonilla, personaje que tiene atrás de su escritorio un cuadro de AMLO al lado de la bandera mexicana. ¿Pues no que esas aberrantes prácticas ya estaban desterradas?

En el espectro político existe una versión plausible que explica la “negociación” entre el gobernador saliente y el entrante. En este contexto Kiko Vega negoció los votos con los nueve diputados panistas, a cambio de que su amigo Carlos Montejo Oceguera fuera nombrado titular de la Auditoría Superior del estado, cargo que dura diez años y que protegería las trapacerías de dos innegables socios por lo menos hasta el 2027.

Es posible que Tatiana Clouthier, ejemplo de congruencia que incomoda a muchos morenistas, haya puesto de mal humor a la dirigente del partido cuando señaló que todavía es tiempo para que el gobernador electo se desmarque de esta ridícula reforma local que desafía el orden constitucional.

Hay varios motivos para deslindarse inmediata y tajantemente de la ocurrencia parlamentaria en la que también hubo socios del PRI, PRD y MC. La principal de ellas sería la escasa credibilidad que tendrá el gobernador electo para ejercer su mandato. Aguántese señor. Mostrar el cobre de esa manera no ayuda ni a su partido ni al fortalecimiento democrático. Sea por dos años o por cinco, la toma de posesión de este nuevo mandarín será el primero de noviembre, qué simbólico, ¿no les parece?

dgfuentes@gmail.com