Opinión

BOA

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En la mañanera del martes 9 de febrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el vocero del gobierno federal, Jesús Ramírez Cuellar, dieron a conocer un documento titulado “Rescatemos a México. Proyecto BOA”. El escrito inicia con dos objetivos: Desplazar a Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021; Revocar el mandato presidencial en 2022. Lo que, extrañamente, no han dicho muchos medios de comunicación, conductores y comentaristas es el diagnóstico que allí se hace del país. Por ejemplo, se resalta que López Obrador mantiene un nivel de aceptación superior al 50 por ciento y, para las próximas elecciones, Morena se proyecta como la primera fuerza en la Cámara de Diputados. Además, el partido en el poder ganaría 10 de las 15 gubernaturas en disputa. También se dice que el gobierno ha logrado mitigar el impacto económico de la crisis sanitaria destinando grandes cantidades de recursos públicos para programas sociales con el propósito de obtener beneficios político-clientelares inmediatos.

No obstante—se lee en el documento—“es posible desplazar a Morena en las próximas elecciones federales y locales si se aplica desde ahora una estrategia de dos frentes. Por un lado, potenciar las debilidades y limitaciones de Morena como partido en el gobierno (malas administraciones locales, pugnas internas, debilidad organizativa y alejado del presidente de la República). Por otro, integrar un bloque opositor amplio (BOA) a la 4T donde participen PAN, PRI, PRD, MC, partidos emergentes como México Libre; gobernadores; alcaldes de las principales ciudades; grupos empresariales locales; medios de comunicación y comunicadores afines; redes sociales orgánicas y organizaciones de la sociedad civil.” A esto se agrega la promoción de conferencias presenciales y virtuales de los principales analistas, columnistas y periodistas críticos de la 4T. Especialmente de Nexos, Proceso, Reforma, El Universal, Milenio, El Financiero, El Economista. Se mencionan a varios periodistas, intelectuales e infuencers así como a empresas encuestadoras.

El plan de acción del BOA se centra en responsabilizar al presidente de la República y a Morena del desempleo y la inseguridad.

Lo que llama la atención es que el Primer Mandatario y su vocero hayan dado a conocer un documento que no está firmado. Simplemente, dicen que les llegó como un anónimo.

Debemos poner atención en la frase “es posible desplazar a Morena en las próximas elecciones federales y locales si se aplica desde ahora una estrategia de dos frentes.” Perspectiva que va en consonancia con lo dicho por AMLO el domingo 7 de junio en la refinería Lázaro Cárdenas de Minatitlán, Veracruz: “Somos conservadores o somos liberales, no hay medias tintas. Melchor Ocampo, aplica ahora. No hay para dónde hacerse: o estás por la transformación o contra la transformación.”

Da la impresión de que ese documento tiene una confección que cuadra perfectamente con la visión política del Primer Mandatario: simplificar la realidad política en una lucha entre buenos y malos; darle vuelo a la teoría del complot y del golpismo que es una de las cantaletas más apreciadas por los regímenes populistas; mantener al país en un estado de agitación política permanente; hacer ver a quienes están en desacuerdo con él, no como oponentes, sino como conspiradores, cosa que, en su momento puede dar pie a la persecución, la represión y la cancelación de la democracia, como sucedió en Turquía el 20 de julio de 2016 cuando el presidente Recep Tayyip Erdogan decidió declarar el estado de excepción.

El miércoles 10 de junio insistió sobre el documento del BOA diciendo: “es conveniente que en la democracia se actúe con transparencia, no tirar la piedra y esconder la mano. Lo que no debe existir es la hipocresía, cómo van a ponerse careta y aparentar algo que no son, no son liberales, son conservadores; fuera máscaras.”

Ese es el problema de entender la historia a retazos: una cosa es tener datos dispersos sobre el pasado, y otra muy distinta entender el devenir de los acontecimientos a partir de una formación intelectual coherente.

Andrés Manuel López Obrador quiere revivir una época ya fenecida y apretujar la compleja realidad contemporánea de nuestro país a su esquema dicotómico. El asunto es que la democracia que hemos podido forjar por lo menos desde el 68 es plural; no encaja en ese binomio flamígero.

Además, no tendría nada de malo que se formara un frente opositor como sucedió en Nicaragua con la Unión Nacional Opositora (UNO) que postuló a Violeta Barios Viuda de Chamorro, y que ganó las elecciones del 25 de febrero de 1990 desplazando a Daniel Ortega del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). La UNO nicaragüense logró reunir a catorce partidos políticos, desde el Partido Comunista hasta el Partido Social-Cristiano.

Dicho de otro modo: en democracia los partidos pueden unirse en coaliciones como fue también el caso del Frente Democrático Nacional (FDN), que postuló como candidato a la presidencia de la República al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas (el verdadero líder de la izquierda democrática en este país) u optar por ir cada uno por su lado. Esas son parte de las libertades democráticas que hemos conquistados los mexicanos y que no estamos dispuestos a perder.

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