Los seis meses de protestas ininterrumpidas en Hong Kong contra el autoritarismo de Pekín y el servilismo de las autoridades locales a la dictadura comunista han tenido su recompensa: una aplastante victoria en las elecciones municipales del domingo, con 388 prodemócratas electos frente a 55 prochinos.

Pese a la victoria sin paliativos de unos y la humillación de otros, nadie parece dispuesto a ceder. Ayer los líderes de protestas advirtieron que seguirán la lucha para que cese la represión de las fuerzas del orden, mientras que el gobierno de Xi Jinping ha advertido que seguirá apoyando firmemente a la gobernadora local, Carrie Lam, para que “imponga el orden”.