El papa Francisco recibió ayer en el Vaticano al expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva en un encuentro privado en su residencia del Vaticano que duró aproximadamente una hora.

La reunión con el pontífice argentino se produjo por la intermediación del presidente argentino, Alberto Fernández, que visitó el Vaticano el pasado 31 de enero.

Lula, quien pasó 580 días en la cárcel (de los 8 años a los que fue condenado por corrupción pasiva y blanqueo de capitales), quiso agradecer a Francisco “su solidaridad” cuando él pasó por “un momento difícil” en prisión, ya que el papa respondió el pasado mayo a una carta suya para expresarle su cercanía y darle ánimos.

Preguntado por la prensa si durante el encuentro habían hablado sobre el actual presidente, Jair Bolsonaro, Lula atajó: “No podía venir aquí para hablar sobre Bolsonaro”.

Por el contrario, el presidente brasileño sí aprovechó el encuentro de Bergoglio con su adversario político brasileño para arremeter contra el pontífice por denunciar el “crimen” que se está cometiendo en la Amazonía y a los “pueblos originarios”, a cuenta de la ola de incendios intencionados.

“El papa dijo la Amazonía es de él; que es de todo el mundo”, dijo el mandatario ultraderechista y evangelista, quien ironizó al proclamar que “el papa será argentino, pero Dios es brasileño”.