Opinión

Bots, troles, estrépito

Bots, troles, estrépito

Bots, troles, estrépito

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los bots no votan pero alborotan. Todos se quejan de ellos. Casi todos se benefician de esos programas informáticos que simulan la existencia de usuarios en las redes sociodigitales. Quienes los diseñan, manejan y financian con propósitos políticos, pretenden aparentar seguidores que en realidad no existen mas, sobre todo, buscan descarrilar con improperios, amenazas y acusaciones falsas el debate acerca de los asuntos públicos.

La semana pasada el “Signa Lab” del ITESO de Guadalajara presentó un estudio acerca de la llamada #RedAMLOVE, integrada por simpatizantes del presidente. En enero, el diario Reforma dio a conocer que varios miembros del gabinete presidencial omitieron la propiedad de algunos inmuebles en sus declaraciones patrimoniales. En respuesta a esas notas, adeptos al gobierno difundieron en Twitter el hashtag #ReformaTodoloDeforma. Cuando algunas publicaciones en línea señalaron que esa frase era difundida por cuentas automatizadas, o bots, se esparció el lema #NoSoyBotSoyReal.

La batalla de frases que no necesariamente representan ideas ni están apuntaladas en evidencias, es característica del intercambio que con frecuencia se desata en las redes digitales. En ese caso, además, se trataba de una campaña articulada y organizada. Después de clasificar 99 mil mensajes de Twitter el Signa Lab, que es coordinado por la Dra. Rossana Reguillo, comprobó que muchos usuarios que propagaron la frase #ReformaTodoloDeforma también emplearon los hashtags #RedAMLOVE, y #NoSoyBotSoyReal.

Entre las cuentas más destacadas en la promoción de esas frases, el laboratorio digital del ITESO identificó a 176 con intensa actividad entre el último día de enero y la primera semana de febrero. Una de ellas, la más productiva, hizo o reenvió 8500 tuits en una semana. El usuario que la maneja hubiera tenido que tuitear 50 veces cada hora, todas las horas y día tras día en ese lapso. Es altamente posible que las cuentas con varios miles de tuits por semana estén total o parcialmente manejadas de manera automatizada.

Un bot, acortamiento de robot, es un programa informático destinado a realizar de manera rutinaria alguna función de rastreo o colocación de contenidos en línea. En redes sociodigitales como Twitter, los bots desempeñan dos funciones: difunden mensajes a otras cuentas y constituyen cuentas falsas que incrementan la cantidad de seguidores de usuarios reales. Algunos bots más sofisticados simulan reacciones humanas y pueden mantener una conversación en apariencia real.

El intercambio en todos los temas pasa hoy en día por las redes sociodigitales e, inevitablemente, en todo el mundo se ha generalizado el empleo de bots. El Pew Center, en Estados Unidos, publicó en abril pasado un análisis de las ligas incluidas en mensajes de Twitter a 2 mil 300 sitios de Internet. El examen de un millón 220 mil mensajes, encontró que 66% de esos tuits fueron enviados por bots.

Está comprobado que en las elecciones de 2016 en Estados Unidos las redes sociodigitales estuvieron colmadas de bots manejados desde Rusia. Sin embargo nunca podrá establecerse en qué medida la información falsa que se difundió de esa manera ayudó al triunfo de Donald Trump. Las personas toman decisiones a partir de diversas fuentes de información y persuasión. Pero es un hecho que el empleo de programas automatizados distorsiona la información que reciben los ciudadanos e influye en sus simpatías o antipatías.

En las campañas de 2018 en México todas las cuentas de los candidatos presidenciales estaban respaldadas por bots. La empresa Maven7US, dedicada al estudio de redes digitales, encontró a mediados de junio que entre el 45% y el 70% de los seguidores en Twitter de esos candidatos eran falsos. En un examen de 100 mil cuentas de Twitter, los investigadores Peter Ruppert y Lázlo Barábasi consideraron que el 69.3% de las cuentas que seguían a @lopezobrador_ eran bots. Lo mismo el 66% de los seguidores de @joseameadek, el 62.2% de los seguidores de @jaimerdznl y el 54.8% de la cuenta @ricardoanayac.

Esos usuarios falsos pueden haber sido creados a petición de la cuenta a la que siguen pero también por cualquier otro grupo o persona. Todas las cuentas destacadas tienen seguidores falsos pero no es frecuente que alcancen porcentajes tan altos como los antes mencionados.

La abundancia de cuentas simuladas no debiera llevar a creer que toda la actividad sobresaliente en línea es animada con esos recursos. Hace poco el productor de televisión Epigmenio Ibarra, uno de los más vehementes simpatizantes en Twitter del presidente López Obrador, organizó una encuesta para conocer la aprobación al gobierno con motivo de sus primeros cien días. 108 mil usuarios respondieron a tal convocatoria. Para sorpresa e indignación de Ibarra, solamente el 33% aprobó el desempeño del presidente; el 67% dijo que no lo respalda. Los 389 mil seguidores que Ibarra tiene en Twitter no se interesaron en esa encuesta. Furioso con el resultado, ese productor denunció que se debía a “una operación para manipular los resultados por parte de la derecha”.

Además de los bots, en Twitter y otras redes destacan usuarios reales que se dedican a injuriar a quienes no opinan como ellos. A esos tuiteros se les denomina troles. Los bots son manejados con programas informáticos. A los troles los dominan la infatuación de una pretendida superioridad moral, el fanatismo con una causa o, en ocasiones, el simple afán de lucro.

Los bots son la versión digital de los acarreados a los mitines. Los troles desempeñan en línea el papel que cumplían los reventadores en las asambleas. Parapetados en el anonimato o con identidades falsas, o simplemente atenidos a la impunidad que propician el insulto y la agresión a distancia, los troles mienten y desacreditan confiados en la murmuración que siempre desata la calumnia.

El estudio del Signa Lab del ITESO encontró, por ejemplo, que entre los promotores más tuiteramente prolíficos de las consignas en la #RedAMLOVE se encuentra un personaje apodado @Fafhoo. Se trata de Rafael Chacón Berumen, que además tiene varios muros en Facebook y ha escrito en algunos sitios en línea. Chacón reproduce contenidos que toma especialmente del sitio “frasesfutbol.com” que no es de carácter deportivo y que se presenta como “Blog del pueblo”. No se conocen evidencias de que Chacón o sus cuentas sean orientados por el actual gobierno. Sin embargo ha tenido acceso a información especial del ahora presidente. A fines de julio pasado una fotografía que mostraba a López Obrador con su familia, cuando nadaban junto a una cascada en Chiapas, fue difundida por @Fafhoo y de allí fue publicada por otros medios.

La propagación que @Fafhoo y otras cuentas similares alcanzan en el microcosmos tuitero, en ocasiones difundiendo falsedades y promoviendo la descalificación de quienes discrepan con el presidente López Obrador, expresa las limitaciones y los retos de nuestra insuficiente cultura política. El Signa Lab considera que: “seguidores en Twitter del presidente Andrés Manuel López Obrador, han lanzado diversos ataques y campañas de ridiculización a periodistas, medios de comunicación y usuarios con una postura crítica hacia las acciones del mandatario. Ejemplo de ello han sido tendencias como #PrensaFifi o #Chayoteros, que abiertamente convocan a unirse a usuarios que quieran defender, atacando, a quienes critican al presidente”.

Troles y bots erosionan el debate público. Ante ellos, pero sobre todo ante situaciones y personajes a los que quieren eximir del examen crítico, hay que perseverar en la deliberación más allá del estrépito dentro y fuera de línea.

trejoraul@gmail.com

@ciberfan