Brasil comenzó este sábado a desplegar a los 44 mil militares de los que dispone, en la vasta región Amazónica —equivalente a dos veces y media la superficie de México— para combatir los incendios forestales de esta área, que han puesto en jaque al presidente Jair Bolsonaro, criticado en todo el mundo por su complicidad con agricultores y ganaderos que desforestan el “pulmón del mundo” y por su pasividad a la hora de afrontar la catástrofe.

Un día después de que Bolsonaro fuese advertido por el presidente francés, Emmanuel Macron, de que vetará el acuerdo de libre comercio de la Unión Europea y el Mercosur, si no toma medidas urgentes y contundentes para combatir los incendios, el mandatario ultraderechista anunció que ordenará al Ejército que actúe en la Amazonia.

El Ministerio de Defensa informó que seis estados amazónicos ya han formalizado el pedido de envío de equipos de las Fuerzas Armadas, que deberán actuar al lado de las autoridades locales para contener las llamas que devoran parte del bosque tropical que produce el 20 por ciento del oxígeno del mundo.

Los equipos militares trabajarán desde este sábado y, en principio, hasta el próximo 24 de septiembre, en los estados de Rondonia, Roraima, Tocantins, Pará, Acre y Mato Grosso.

De momento, el Ejecutivo no ve necesario desplazar regimientos de otras zonas del país.

¿Bosque en llamas, qué llamas? Pese a la evidencia de la catástrofe, el presidente Bolsonaro seguía ayer insistiendo en que “el bosque tropical no está en llamas como se está diciendo” y señaló que el fuego sólo ha alcanzado las áreas “donde hay deforestación”.

Igualmente insistió, sin aportar pruebas, en que el promedio de incendios “está por debajo” de lo registrado en los últimos años y que “la cuestión” camina “hacia la normalidad”.