Opinión

Breve balance de las elecciones (Primera parte)

Pablo Xavier Becerra Chávez*, de la UAMI, hace un análisis sobre los resultados de las complejas y exitosas elecciones en el país.

Breve balance de las elecciones (Primera parte)

Breve balance de las elecciones (Primera parte)

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las elecciones “más grandes de la historia de México” demostraron la gran capacidad organizativa del Instituto Nacional Electoral (INE) y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs). La elección de los 500 diputados federales se llevó a cabo puntualmente, bajo la organización del INE, en los 300 distritos uninominales distribuidos a lo largo y ancho del país y en las cinco circunscripciones plurinominales. De la misma forma, las elecciones de las 15 gubernaturas y los cientos de cargos de diputados locales y autoridades municipales, se realizaron bajo la organización coordinada de los OPLEs y el INE.

Sin lugar a dudas la elección fue un éxito organizativo, lo que demuestra que el modelo mexicano de organización electoral, clave para el proceso de democratización que vivimos durante las recientes tres décadas, funciona adecuadamente. El mérito de ello no le corresponde solamente a las y los cientos de servidores públicos con que cuenta el INE, cuya experiencia proviene desde la época del IFE. El mérito le corresponde también a la ciudadanía que participa activamente en la organización de las etapas del proceso electoral, como consejeros distritales y locales, capacitadores, supervisores, funcionarios de casilla, observadores electorales, y, por supuesto, los millones de personas que acudieron a las urnas el domingo 6 de junio en una participación de 52.7%, récord para una elección intermedia. Los conteos rápidos, los programas de resultados preliminares y los cómputos distritales permitieron tener la información fundamental a tiempo.

El INE y los OPLEs, pero el primero con mayor intensidad, se vieron sometidos a una ofensiva en toda la línea por parte del presidente de la república y de su partido Morena. No se trató solamente de críticas a su desempeño, sino de ataques y amenazas, que llegaron a su momento más agudo cuando el aspirante de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado, a quien el Consejo General del INE le retiró el registro por no presentar su informe de gastos de precampaña, amenazó abiertamente a los consejeros de ese órgano con ir a buscarlos a sus casas (sus “lujosas mansiones”, dijo). El presidente, en lugar de deslindarse de las bravatas del candidato frustrado, enfocó sus baterías contra el INE, al cual acusó de excederse en sus atribuciones y actuar en contra de su partido por designios de los conservadores. Para esos días, ya era una práctica común del presidente y los dirigentes de su partido amenazar con una reforma electoral que sustituiría a los actuales consejeros del INE o incluso que podría desaparecer al instituto como tal.

Además de los ataques y amenazas a las autoridades electorales, el presidente intervino constantemente en el proceso electoral y en la etapa de las campañas, tanto haciendo abiertamente propaganda de los supuestos logros de su gobierno como declarando casi todos los días en materia electoral. De hecho, AMLO se convirtió abiertamente en el coordinador y vocero de la campaña de la coalición encabezada por Morena. Las recientes sentencias del Tribunal Electoral han confirmado aunque de manera tardía esa abierta intromisión presidencial en las campañas electorales.

Un aspecto destacado durante todo el proceso fue la presencia de la violencia criminal. Aunque el número de asesinatos de aspirantes y candidatos no fue mayor al de 2018, durante el proceso electoral que concluye vimos en las pantallas de TV el asesinato de varios de ellos. Además, otros fueron secuestrados y amenazados, lo que provocó que muchos renunciaran a la candidatura o sin hacerlo desaparecieran de las campañas. Días después de la jornada electoral se conoció que en Sinaloa los grupos del crimen organizado secuestraron a operadores y representantes de la coalición Va por México y los liberaron después de la jornada electoral. El gobernador de Michoacán ha insistido que tiene pruebas de la intervención del crimen organizado a favor de Morena, pero hasta la fecha no las ha dado a conocer.

En cuanto a los resultados de la elección federal, el partido del presidente obtuvo el 34.1% de la votación total, tres puntos porcentuales menos que en 2018, en tanto que sus aliados del PVEM alcanzaron el 5.4% y del PT el 3.2%. En total la coalición gobiernista sumó 42.7% de la votación, por debajo del 45.4% de tres años antes (cuando el tercer aliado fue el PES, a diferencia de ahora que fue el PVEM). No es un mal resultado para una coalición gobernante, considerando que en el pasado reciente el partido del presidente se veía muy disminuido en la elección intermedia, pero para la expectativa presidencial que esperaba que las bondades de su “cuarta transformación” se tradujeran en un apoyo masivo, resulta algo decepcionante. Por supuesto, con esta votación la coalición gobernante, si se mantiene unida, conservará la mayoría absoluta de la cámara baja, pero estará muy lejos de la mayoría calificada que alcanzó por diversos medios en la legislatura que está por concluir.

En el nivel de la lucha por las gubernaturas, a la coalición encabezada por Morena le fue bastante bien porque ganó 11 de 15 posiciones en juego, a las que se puede sumar una más, San Luis Potosí, que fue ganada por la coalición PVEM-PT con un candidato muy cuestionado. Con esto, el partido del presidente y sus aliados controlan ya 17 gubernaturas, lo que les da una gran ventaja territorial para la elección de 2024. Dado que los tres partidos de reciente ingreso, todos muy cercanos a AMLO, perdieron su registro, para la coalición gobernante resultará crucial que los partidos que la integran se mantengan unidos. Hay que recordar que el PVEM en el pasado inmediato fue aliado del PRI (y antes lo había sido del PAN), por lo que seguramente ahora elevará el costo de su lealtad.

Un aspecto que lastimó profundamente a AMLO fue la caída de la votación morenista en la Ciudad de México y en algunos de los municipios conurbados del Estado de México. El presidente dedicó las siguientes semanas a insistir en que el avance opositor en esa zona se debía a que las clases medias fueron manipuladas por la prensa conservadora, lo que se facilita porque ese sector social se hizo muy egoísta y “aspiracionista” durante el periodo neoliberal, lo que no resiste el más mínimo análisis serio.

*Pablo Xavier Becerra Chávez, académico del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana.