Entre una fuerte condena internacional y en medio de campañas de boicot, entró ayer en vigor el nuevo código penal del sultanato asiático de Brunéi, que contempla ejecutar por lapidación a los homosexuales o adúlteros.

La reforma legislativa se basa en la interpretación más extrema de la ‘sharia’, la ley islámica, en un pequeño país gobernado con puño de hierro por el sultán Hassanal Bolkiah, quien ejerce de máximo representante del islam en el país.

El nuevo Código Penal, además, incluye la amputación de la mano o el pie por robo; la ejecución también por blasfemia, por difamar el nombre del profeta Mahoma y por renunciar al islam; así como la flagelación por aborto, entre otras.

La ONG especializada The Brunéi Project indicó que la lapidación por homosexualidad sólo se aplicará si al menos uno de los dos es musulmán.

La Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, señaló esta semana que la aplicación de estas leyes “supondría un serio retroceso de los derechos humanos en Brunéi”.

“El nuevo Código Penal es brutal en su núcleo al imponer estos arcaicos métodos de castigo a actos que no deberían ser considerados crímenes”, declaró ayer Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.