El difícil momento de una madre que ha tenido un bebé prematuro o que por alguna complicación que se detecta al momento de nacer debe quedarse hospitalizado por quien sabe cuántos días, semanas, o en el peor de los casos por varios meses, obliga a una separación y distanciamiento en la cual el COVID-19 ha quitado la oportunidad de tener esa cercanía tan importante madre-neonato.

En entrevista con Crónica, Ilein Bolaños González, directora general y socia co-fundadora de la asociación “Con amor Vencerás”, precisa que antes de la pandemia, que ha obligado a diversas medidas de distanciamiento social y confinamiento vino a generar un enorme retroceso en el tratamiento y atención a los neonatos, debido a que ante el temor de la propagación de este virus en áreas de cuidados intensivos a neonatos, en diversos hospitales prácticamente se han prohibido las visitas de las madres o padres a sus bebés.

Antes de la pandemia, explica, habíamos venido trabajando en la implantación de una filosofía denominada cuidados centrados en la familia, a través de la cual estaba promoviendo el acceso de los padres las 24 horas los 7 días de la semana para que pudieran estar cerca de sus bebés, con algunos problemas para avanzar más de lo permitido en América Latina, en donde se ha tenido problemas para implantar este horario, al considerar que los papás no son visita para los bebés.

Incluso en México, abunda, ya se habían logrado ciertos avances, en el sentido de que algunos hospitales comenzaban a permitir horarios más extensos, por ejemplo toda la mañana o toda la tarde, pero todos estos avances se vinieron abajo con todo este asunto del coronavirus.

Ahora, muchos hospitales además de haber prohibido las visitas de los papás a sus bebés, en algunos otros hospitales se permite el acceso de la madre y únicamente durante 15 minutos al día.

Esta situación es catastrófica porque está provocando muchos problemas incluso que sólo se verán en el largo plazo, debido a que uno de los aspectos primordiales es el apego de los papás con su bebé en el primer momento del nacimiento “que se les dé el pecho en el primer momento, que los abracen, los besen, les hablen y después seguir con esta estrecha cercanía, sobre todo cuando los bebés deben quedarse hospitalizados, y esto ya no se está haciendo”.

No se está permitiendo la lactancia materna, comienza a observarse que los bebés están tardando más en recuperarse, incluso se han dado situaciones en donde los hospitales ni siquiera les permiten amamantar a sus hijos, o no les reciben la leche que se extraen las mamás, generando otro grave problema, porque si el bebé no es amamantado es muy difícil tener leche.

Tampoco se puede realizar el método “mamá canguro”, a través del cual, la mamá, el papá o algún cuidador pudiera estar con el bebé todo el tiempo, sistema bastante efectivo, porque le ayuda al bebé a regular su respiración, su temperatura, estimula una mejor digestión y también estimula la mayor producción de leche materna.

Ante esta situación, Bolaños González señala que se ha lanzado una campaña “Cero Separación ¡Juntos por una Mejor Atención!”, la cual busca crear conciencia sobre el impacto que tiene la separación de los bebés prematuros hospitalizados y sus padres en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.

Esta campaña, aclara, está encabeza por la Alianza Global para el Cuidado del Recién Nacido (GLANCE) y se cuenta con el apoyo de más de 140 organizaciones de padres y pacientes entre ellos, así como de profesionales de la salud de todo el mundo, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El llamado, precisa, es a todas las autoridades y personal de salud para que se favorezca el contacto de los padres e incorporarse a esta campaña Cero Separación, para procurar un mejor cuidado de los neonatos a través de sus propios padres, permitiéndoles el acceso a estas áreas, siempre con estricto cumplimiento de las medidas sanitarias establecidas por los hospitales.

Ello, en función de que está comprobado que esta separación del bebé con la madre genera en los neonatos un sentimiento de abandono además de que todo el tiempo están teniendo sensaciones consideradas negativas para los bebés al tener sensaciones a las que no están acostumbrados como la colocación de agujas, sondas, que les genera dolor y alteraciones física y mentalmente a los bebés.

Esta separación tan prolongada, advierte, repercute de una manera importante en el neurodesarrollo de los neonatos, con consecuencias en problemas de conducta, aprendizaje, sensoriales e incluso podrían llegar a convertirse en discapacidades.