Debo confesar que el fin de semana que Josefa González Blanco de la Semarnat  presentó su renuncia me costó trabajo aceptar la idea, ya que Josefa había sido un parteaguas para la política ambiental en México que en contraste a las administraciones pasadas, habían sido de todo menos ambientalistas. Una mujer que abiertamente apoyaba los valores espirituales profundos que sustentan una comprensión biocéntrica de la naturaleza, una mujer que se “embarraba” los zapatos en basureros y convivía cara a cara con los más afectados por la depredación ambiental; es decir, la población más marginada del país. Una mujer que sembró una maravillosa semilla y que tendrá mucho que aportarle al país en los próximos días, meses y años. A pesar de que su renuncia fue un acto de congruencia, honestidad y valentía, quedaba el fantasma de regresar a la era del hedonismo de la política ambiental; pero una vez más el presidente dio muestra que hay un auténtico cambio de régimen al haber nombrado a un activista admirable como lo es Víctor Toledo.

Su primera presentación pública como nuevo Secretario fue un discurso que empoderó el espíritu ecologista como hace mucho no se sentía en el país, una postura crítica-proactiva, plagada de filosofía y dudo que no haya habido un auténtico ecologista en México en quien no hayan resonado sus palabras.

Uno de sus primeros logros fue lo acontecido en el Estado de Sonora en el seguimiento a la consulta a la tribu yaqui ante la sentencia de un juicio de amparo que interpusieron desde el 2011 frente al proyecto de la construcción del acueducto independencia, un diálogo que parecía cerrado, secuestrado y corrompido por el anterior régimen neoliberal y que había dejado sufrimiento, injusticias y desasosiego por la pérdida de su disponibilidad al agua. Una tribu que viene arrastrando ancestralmente vejaciones y violaciones sistemáticas a sus derechos humanos. Frente a ese escenario la Semarnat, a través de la Unidad Coordinadora de Participación Social a cargo de la Maestra Martha Adriana Morales, logró restablecer la interlocución y confianza con esta comunidad, cuyos miembros hoy renuevan sus esperanzas de recuperar sus derechos, una deuda que no sólo era del gobierno, sino de todos los mexicanos.

Aunado a lo anterior el día 5 de junio, en el contexto del Día Mundial del Medio Ambiente, el nuevo secretario dio a conocer en las instalaciones del INECC sus planes para lograr una soberanía energética, una medida ambiciosa pero sumamente necesaria, e hizo referencia a que éste debe ser el camino como estrategia nacional frente a las amenazas que hemos recibido como país desde la casa blanca.

Ese mismo día se tuvo una ­reunión con más de 200 organizaciones, movimientos y expresiones ecologistas para abrir paso a los “diálogos ambientales” donde se escucharon voces importantísimas como las de Alberto Ruz, del movimiento los Derechos de la Madre ­Tierra; Adelita San Vicente, del movimiento Sin Maíz no hay País; Manuel Bautista, “vocero del consejo mayor de la comunidad de Cherán”, entre otros. Las expresiones fueron de refrendo a un compañero de lucha pero también de exigencia solidaria.

Confío en que este buen ánimo con el que Víctor Toledo inició como secretario de Medio Ambiente continúe, que sean más los actores que se sumen a la lucha ambiental para lograr la sostenibilidad del país y que las futuras generaciones recuerden este periodo como el inicio del movimiento que generó una nueva forma de vivir en armonía con la naturaleza.

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@CesarG_Madruga