
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) celebró 80 años de la construcción de la Capilla Alfonsina, recinto donde vivió Alfonso Reyes (1889-1959) durante 20 años y en la cual se formó la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo XX. Por ella transitaron jóvenes como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando Benítez, entre otros.
“Alguna vez, don Alfonso deseó que México fuera un Atenas, para constatarlo aquí en este hermoso lugar, lleno de luz, están las fuentes primarias al alcance de los que quieran saber cómo se fueron construyendo esos cimientos y las noches de desvelo, no sólo las de él, sino las de la inteligencia mexicana. En la Capilla Alfonsina tenemos el legado de uno de los hombres más acreditados del siglo XX y de lo que va del siglo XXI”, señaló Alberto Enríquez Perea.
Ahí se resguarda la correspondencia particular y diplomática de Alfonso Reyes, su diario, cuadernos juveniles, manuscritos, su colección de tarjetas postales, reportes periodísticos y los documentos que reunió en Europa y en América. “Podemos entender la colección si comprendemos que nos está envolviendo el arte”, dijo Héctor Perea, quien resaltó la importancia de esta colección conformada por más de 250 obras, aunque se siguen sumando los libros que continúan encontrando entre los cajones.
“No hay una fecha precisa de inauguración, o al menos Reyes no lo consignó en sus diarios como tampoco lo hizo la prensa; eso sí, por la carta de Alfonso Reyes a Pedro Henríquez Ureña, del 21 de febrero de 1939, sabemos que en esa fecha se estaba acabando, cito a Reyes, ‘la casita especialmente construida para instalar definitivamente mi biblioteca y mis papeles’; donde él pasaría a la categoría de ‘huésped de mis libros’”, agregó Javier Garciadiego.
Alfonso Reyes llegó a vivir a México de forma definitiva a la edad de 49 años. “Tiempo de hacer realidad un anhelo tan acariciado. Un espacio vital, sagrado, misterioso por las deidades que la acompañaban, templo del saber y del conocimiento, para refugiarse en lo que le dedicó el resto de su vida, a su obra”, expresó Alberto Enríquez Perea.
La casa que Reyes pensó para sus libros es de arquitectura funcionalista, estilo arquitectónico importante del siglo XX. Se respira un aire industrial, explicó Héctor Perea, los barandales son tubos y placas de metal; cada determinado espacio del pasillo superior tiene una mesa para poner libros que se consultan en ese momento y corresponden a lugares específicos de la biblioteca; hay vías de tren colocadas como trabes en el techo; y de día, las entradas de luz iluminan por completo el lugar, pero, además, protegen la obra porque no permiten que entre de forma directa.
Asimismo, a lo largo de este espacio se distribuyen paisajes, bodegones, retratos, entre otras obras, cuyos autores pertenecen tanto a la escuela mexicana como al modernismo brasileño. Encontramos piezas de Diego Rivera, José Clemente Orozco, Ramos Martínez, Portinari, entre otros. “Esta galería es como esos pequeños estudios parisinos en la Ciudad de México, es único”, expuso Perea.
Actualmente, la Capilla Alfonsina es un sitio de investigación, pero también un lugar donde se adquiere el oficio literario. “Estoy seguro que a Reyes le encantaría saber que su biblioteca ha dado cobijo a numerosos talleres literarios, no concibo mejor forma de honrarlo”, expresó Javier Garciadiego.
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