Opinión

C.C.P. Manuel Gómez Morín Candidato a la Presidencia del PAN

C.C.P. Manuel Gómez Morín Candidato a la Presidencia del PAN

C.C.P. Manuel Gómez Morín Candidato a la Presidencia del PAN

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Vaya manera de arrancar la “contienda” por la dirigencia del PAN, con acusaciones e insultos entre el expresidente Calderón y Héctor Larios, quienes con la boca llena de verdad se dispararon vía Twitter. Si hay corruptos, traidores, hipócritas o expresidentes que terminaron con la democracia en el PAN, se les podría aplicar a cada uno la bíblica frase de “tú lo has dicho”.

En el 2006 la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia de México se consideró como el arribo de un verdadero panista al cargo, ya que a su antecesor Vicente Fox y a su equipo nunca se les concedió esa calidad, ni por su militancia ni por su ideología. Calderón representaba también al antipriismo a ultranza, que había hecho de la crítica a las prácticas antidemocráticas de la dictadura perfecta su retórica política por décadas. Sin embargo, desde Los Pinos, Felipe Calderón no tardó en tomar control de la dirigencia nacional del PAN, enseñándoles de paso el camino a varios gobernadores panistas que lo emularon rápidamente.

Lo lamentable de la cooptación de las dirigencias nacionales y estatales no fue tan sólo el hecho de intervenir e imponer dirigentes, sino que también lo eran los instrumentos que usaban, ofreciendo cargos públicos a los consejeros nacionales y estatales, quienes una vez en la nómina debían votar como se les indicaba a la hora de elegir dirigentes o candidatos y que de no seguir la línea podrían perder importantes puestos en los gobiernos federal, estatales y municipales.

A través de su dominio del CEN panista, Calderón contó con un poder que no tuvo Fox, el poder de designar candidatos a diferentes cargos en los estados. Uno de sus aliados para consensar entre las cúpulas las designaciones fue irónicamente Héctor Larios, en ese tiempo coordinador de los diputados federales panistas con el aval del mandatario, quien ocupaba también uno de los cinco asientos en la recién creada Comisión de Designaciones del CEN del PAN.

Así, juntos, Calderón, Larios y otros pocos, impusieron y vetaron candidaturas con base en arreglos cupulares, sin importar perfiles o trayectorias y sin tomar en cuenta a la militancia, cuya fuerza empezó a diluirse precisamente a partir de esas prácticas.  

Ahora ambos se atacan mutuamente, incluyendo como principal blanco de los golpes de Calderón a otro michoacano, Marko Cortés que será sin duda, por acuerdo de los grupos del poder, el próximo Presidente del PAN.  Esto quizá marque la renuncia del partido del expresidente de la República quien además fue líder nacional del albiazul, si no es que se atreven a expulsarlo antes, cosa a la que nadie se ha atrevido hasta ahora, pero que reforzaría la posibilidad de que se sumara de lleno a apoyar la asociación hoy civil, mañana seguramente política, de su esposa Margarita Zavala.

Mientras tanto, el contrincante de Marko Cortés, Manuel Gómez Morín, el nieto del fundador del PAN que dio origen a ese partido bajo la máxima de que no debería ser un proyecto de personas sino de instituciones y doctrina, será desgraciadamente un opositor testimonial pero negado a ser un cómplice de quienes entre ellos se señalan con descalificaciones sobre su moral y su ética, así como remembranzas de sus malas prácticas. Al final no lo dijo el PRI ni Morena, es tan sencillo como que ellos mismos lo han dicho.