Se trata sin duda de un asunto donde las facultades exclusivas de los estados y municipios están generando diferentes alternativas de ese regreso gradual a la nueva normalidad, algunas con políticas más agresivas y otras más cautelosas. En realidad la federación no tiene todo el sartén por el mango. Si acaso el artículo 29 constitucional podría interpretarse como una posiblidad de que el ejecutivo tomara el control total del país en estos momentos de crisis, éste establece un procedimiento donde el congreso debería aprobarlo lo cual no ha sido ni planteado.

No es fácil, ni para la federación ni para los órdenes de gobierno estatal y municipal tomar decisiones que tienen que ver con preguntas tan simples y a la vez tan complejas como cuándo, quiénes, cómo y dónde. Está por demostrarse, no sin riesgos, incluidos los políticos, que esas preguntas pueden contestarse de diferente manera, de acuerdo con el lugar donde se apliquen. Para el alcalde de San Pedro: “Es el momento de que salgamos de ese falso dilema entre seguridad sanitaria y actividad económica”.

Los municipios tienen mucho poder en esta decisión de reactivar la economía de su territorio a la par que cuidan la salud de sus ciudadanos, aunque no es tan fácil como se dice. Facultades como la de inspección, tránsito, seguridad, mercados y otras, exclusivas de los ayuntamientos, son determinantes para levantar, gradual o totalmente, las órdenes de mantener los comercios cerrados y a la gente en casa. Quizá podrían chocar con otros órdenes gubernamentales en ciertas atribuciones como las educativas, transporte público y las sanitarias, pero en general muchas de las decisiones determinantes para regresar a la actividad estarían en manos de los municipios.

Hoy no hay certeza sobre casi nada relativo al coronavirus. Sirva incluso el comparativo internacional, sin que sea consuelo, en casos como el de Bolsonaro y el no pasa nada, siendo Brasil ya el sexto a nivel mundial con más muertes, Trump y la receta de tomarse el Lysol, mientras que su sociedad protesta en las calles para que se reactive la vida económica y social, o Boris Johnson quien minimizó una enfermedad por la que fue internado. Tampoco se sabe a ciencia cierta si habrá inmunidad para quienes ya fueron contagiados, ni mucho menos cuando estará disponible vacunas o medicinas.

Los opinólogos presionando por las muertes y los contagios, mientras que muchos de ellos mismos, publican a la vez, escandalizados, las cifras de desempleados y las expectativas de decrecimiento económico para el segundo trimestre y el año 2020 en general. Así entonces, requerirá muy buen diagnóstico, una política pública clara y bien comunicada, así como mucho civismo para que las estrategias locales vayan demostrando que sí es posible lidiar con éste gran dilema, salud o economía.

Notario y Maestro en Políticas Públicas
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