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Chechenia recluye a gays en un campo de concentración

Ramzán Kadírov, primer ministro de la república rusa y fiel aliado de Putin, lo niega todo argumentado que “aquí no hay homosexuales; no puedes arrestar a quien no existe”

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, sonríe durante una conferencia de prensa.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, sonríe durante una conferencia de prensa. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, sonríe durante una conferencia de prensa. (La Crónica de Hoy)

Un reportaje del rotativo opositor ruso Nóvaya Gazeta provocó ayer un terremoto en Europa al asegurar que la república rusa de Chechenia, al sureste del país, habría abierto en los últimos días una especie de campo de concentración para homosexuales.

Según el periódico, las autoridades chechenas, que encabeza Ramzán Kadírov, fiel aliado del presidente ruso Vladímir Putin, habrían adaptado un complejo militar abandonado en la ciudad de Argún, donde forzarían a los homosexuales arrestados a abandonar el país, e incluso reportan al menos tres muertes.

Todo empezó el lunes de la semana pasada, cuando activistas de derechos humanos empezaron a denunciar la desaparición de hasta 100 personas homosexuales en la región, de mayoría musulmana (confesión del propio Kadírov).

Nóvaya denuncia que el centro de Argús no sería el único del territorio, pero que los demás estarían ocultos, y que el objetivo de Kadírov es “limpiar” Chechenia de hombres que tengan una “orientación sexual no tradicional”. Además, el reportaje publica que el primer ministro en persona habría visitado el campo de concentración junto a funcionarios chechenos.

Nóvaya Gazeta sostiene su reportaje en informaciones que estarían confirmadas tanto por parte de activistas homosexuales como por fuentes anónimas del gobierno checheno, así como por miembros del Servicio Federal de Seguridad ruso, el FSB, heredero del soviético KGB.

Algunos de los abusos denunciados incluyen palizas repetidas varias veces al día, descargas eléctricas en las manos, y obliga a los arrestados a sentarse sobre botellas.

Sin embargo, su argumento irritó a más de uno, puesto que el primer ministro checheno argumentó, a través de su portavoz, Alvi Karímov, que no es posible detener a “personas que simplemente no existen en nuestra república. Si personas así existieran en Chechenia, las fuerzas del orden público no tendrían que preocuparse de ellas; sus propias familias se encargarían de enviarlas a donde no pudiesen volver”, agregó Karímov.

La portavoz de la jefa de la diplomacia del grupo europeo añadió que, de confirmarse, estas “graves violaciones de los derechos humanos se sumarían a la larga lista de abusos en Chechenia”.

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