Escenario

Clases de historia: El valor de la vida al borde de la muerte y la empatía entre generaciones

Entrevista. El más reciente filme de Marcelino Islas, protagonizado por Verónica Langer y Renata Vaca, llega a las salas de cine este jueves

Clases de historia: El valor de la vida al borde de la muerte y la empatía entre generaciones

Clases de historia: El valor de la vida al borde de la muerte y la empatía entre generaciones

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Clases de historia es una película sobre mis historias, sobre lo que he vivido y me ha impactado", expresó el cineasta Marcelino Islas, a propósito del  estreno de su filme en salas comerciales este jueves. A través de un cúmulo de experiencias personales el realizador busca generar un diálogo a partir de una reflexión sobre la empatía entre generaciones.Verónica (Verónica Langer) es maestra de historia en una escuela secundaria y tiene cáncer terminal. Su vida se vuelve monótona, con un matrimonio seco, sus hijos adultos lejos de casa y la rutina bien insaturada. Ella no quiere someterse a un tratamiento para sanarse. A una de sus clases llega una nueva alumna con apariencia de no querer estar ahí. Eva (Renata Vaca) está sola todo el tiempo y no se integra. Vero teme perder el trabajo por su enfermedad. Ambas tienen una pelea que provoca la salida de Vero de la escuela y la suspensión de Eva de las clases. Con ese tiempo libre y el pretexto de una disculpa comienzan a pasar tiempo juntas y desarrollar un vínculo muy íntimo de complicidad. Juntas van a encontrar motivos para seguir viviendo, para reconectar con sus orígenes y explorar su sexualidad.“Me habla a nivel personal, porque (el cáncer) es una enfermedad que ha tocado a mi familia; a mi abuela, a mi madre. Es un tema delicado, pero creo que esta película tendrá un mensaje bueno: empezar a vivir", expresó Marcelino, en entrevista con Crónica Escenario sobre una de las conexiones personales. 

Otra de ellas tiene que ver con la figura de las leyendas que escuchaba historias en el pueblo donde creció en Villa de Tezontepec, Hidalgo, y que ahora retoma como figura narrativa para conectarla con el personaje de Langer: “Esta leyenda del nahual y las brujas en Tezontepec, que es el pueblo de mi abuela, son historias que mi papá siempre me contaba cuando íbamos en la carretera, de noche, de regreso del pueblo. Me hablaba sobre como se le aparecían las brujas y eran imágenes que me impactaban”, dijo.

“Al explorar los lugares donde crecí, como la escuela donde filmamos que es una escuela en la que mi mamá es la directora y yo estudié ahí, o el dinosaurio que es un parque de diversiones al que iba. Todo tiene un vínculo muy cercano y a través de eso fuimos construyendo. Además creo que es una metáfora muy linda de preferir quemarse y desaparecer lentamente”, añadió.

La visión de una mujer entrada en años, quien enfrenta su inminente muerte y descubre una nueva sexualidad conecta con su filme anterior La caridad, en la que su protagonista ha perdido una pierna en un accidente automovilístico y eso lo lleva a reconfigurar su vida, ya fracturada en la intimidad con su mujer (a quien da vida la misma Verónica Langer), entonces aparece el personaje de Eva (que tiene vínculo con la Eva de Clases de historia en su metáfora de la tentación), encarnada por Adriana Paz, una enfermera que despierta su sexualidad.

“Como director no tengo una agenda. No pienso en abordar a los personajes femeninos por alguna razón, solo van saliendo los temas de manera automática. Es verdad que a veces sí hay ciertas fórmulas que voy utilizando, por ejemplo la amputación del personaje de José Luis en La caridad o el cáncer de Vero en Clases de historia sirven, junto con Eva, como detonantes para que los personajes se vean en el espejo y se encuentren con aquello en lo que se han convertido”, expresó Marcelino Islas.

“Creo que no nos damos cuenta que vamos viviendo de manera automática años y cuando nos volvemos a ver al espejo no reconocemos a esa persona. Se trata de eso, pero con Clases de historia sí quería que hubiera un cambio y que fuera más luminoso, mientras el personaje de Verónica en La caridad se queda en la contención y decide regresar por la caridad, lo que sucede en Clases de historia es decir ‘no, prefiero quemarme y destruirme pero ser’. Esa fue nuestra principal búsqueda”, añadió.

Particularmente para Verónica Langer ha sido un personaje que ha disfrutado y padecido: “El desafío es hacer personajes como estos. Es un reto pero también un sueño poder interpretar a personajes tan ricos y con un arco tan amplio y complejo. También mi desafío fue como el del mismo personaje de Vero, que busca salir de sus límites, el mío fue desde mi profesión de actriz. Es verdad que cada proyecto tiene su grado de dificultad pero esta película me desafió de una forma muy particular como el hecho de que fue la primera vez que hice un desnudo en cine o las escenas sexuales que fueron fuertes”, enfatizó también en entrevista.

“Pero también hubo un proceso interior. Al final ese es el gran común que hay en la actuación. Es una meta difícil, porque trabajamos sobre una línea delgada, trabajamos sobre nuestra vulnerabilidad, entonces, atreverse a ser vulnerable ante los demás, parece fácil pero siempre es complicado. Pero lo vale, en lugar de hacer personajes trillados da flojera”, agregó.

Por su parte, Renata Vaca habló de la simbología de su personaje más allá de la tentación, sino desde una perspectiva en la que la juventud tiene la necesidad de romper tabúes sociales o sexuales: “Ha sido una gran responsabilidad el poder ser parte de esta película. Creo que mi generación y las que vienen abajo vienen revolucionadas y traemos una voz muy fuerte que quiere hacerse escuchar en muchos sentidos, estamos viviendo muchos despertares en muchos temas y de eso habla la película, de las complejidades de la diversidad, por ejemplo, las edades, las enfermedades o sexualidad, pero desde un punto que no juzga, sino que simplemente acompaña”, dijo.

“A mí me encanta conocer a personas nuevas y de diferentes edades o lugares y nos entendemos bien. Creo que eso te enseña esta película, que no importa qué tan diferente puedas parecer a otros siempre podemos aprender de los demás cuando estamos abiertos a eso. Dejarse modificar por el otro es la escuela más grande para sentir empatía”, señaló.

A propósito del tema generacional, Marcelino Islas también reflexionó sobre lo que considera que nos limita a conectar entre generaciones: “Creo que nos falta encontrarnos a nosotros mismos. Nos hemos ido alejando bastante y de pronto ya tenemos una etiqueta en que uno es rojo, otro azul y otro amarillo, y no se puede salir de ahí. Hablo de un ejemplo básico que puede entenderse desde lo político a lo espiritual o las preferencias sexuales. Creo que nos hemos comprado todos estos personajes en los que nos han encasillado para vendernos mejor las cosas”, explicó.

“Ahora nosotros mismos nos cuestionamos si el pensar distinto es algo que queramos, porque hay algo que no nos deja cambiar, nos decimos que no podemos ser algo más allá que el color que nos toca, que si eres verde no puedes pensar como rojo, porque entonces ya no eres tú. Lo que ha provocado eso es que nos polariza y nos aleja del resto de las personas. Lo que nos falta entre generaciones es empatía”, continuó.

Al respecto, Verónica Langer también hizo énfasis en lo que nos une y separa como especie: “Nos unimos en que somos humanos y tenemos emociones parecidas. A veces siento que cada vez es más difícil por el salto generacional, me pongo a pensar que antes las personas estaban más cerca de las generaciones anteriores, además todos leíamos, y eso implicaba absorber todo lo pasado, la historia de la humanidad que pasa con la lectura. Creo que las generaciones de ahora leen muy poco o se les da una cultura muy digerida: Ven Hamlet a través de El Rey León”, dijo.

“Sí hay una ruptura fuerte, pero creo que todos lloramos, reímos y hacemos el amor. Es en la emotividad en la que nos podemos encontrar. Pero creo que debería haber canales culturales en los cuales también conectar entre generaciones. Lo que ocurre ahora como los youtubers, me hace sentir que estoy fuera de algo porque es la moda. Pero también hay que pensar en eso, podemos conectar de distintas formas”, continuó.

Finalmente, Clases de historia busca ser un puente para establecer el diálogo entre generaciones pero también dar un mensaje muy concreto que va de la mano con la dedicatoria al final del filme que hace Marcelino: “Sofía y Luciana son mis hijas. El objetivo de esta película es buscar la luz. Clases de historia es sobre ser quien tengas que ser, y la película va para ellas porque quiero que sean lo que ellas quieran”.