Opinión

Clasificando estrellas

Clasificando estrellas

Clasificando estrellas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Vianey Camacho*

Cuando vemos el cielo nocturno en una noche despejada y observamos las estrellas, ya sean pocas que se ven desde el centro de una ciudad, o muchas, desde una comunidad más pequeña, lo que nuestros ojos pueden distinguir son puntos distantes, brillantes, algunos más luminosos que otros e incluso, de distintos colores. Estas luces en el firmamento han inspirado un gran número de historias, poemas, cuentos, canciones, construcciones e inventos. Sabemos de observatorios que fueron creados desde la antigüedad para su avistamiento, instrumentos diseñados especialmente para capturarlas y seguramente hemos visto más de una película de ciencia ficción que habla sobre ellas.

Con el paso de los años, la humanidad ha ido descifrando que son estos objetos, cómo nacen, evolucionan y mueren. Claro que aún no tenemos todas las respuestas, las que tenemos, sin embargo, en lugar de romper el encanto sobre estos maravillosos cuerpos celestes, han aumentado nuestro interés y curiosidad por saber más de ellas y así poder entender de dónde venimos y hacia dónde vamos, ya que a fin de cuentas, nuestro planeta pertenece a una estrella dentro de un conjunto enorme de ellas, somos parte de la familia del Sol.

El Sol, como lo acabamos de decir, pertenece a un enorme (muy enorme) grupo de estrellas y como en todo grupo hay variedad de elementos, es decir, no todas las estrellas son iguales. Nuestra estrella, de hecho, es de un tipo muy común, pero no por eso poco especial ya que ¡alberga un planeta con vida!

Para clasificar las estrellas, los astrónomos usamos como referencia el Sol, su masa es una unidad de medida, para referirnos a la luminosidad, la unidad es la luminosidad solar y la temperatura la medimos en grados Kelvin. Con estos tres datos podemos clasificar cada una de las estrellas que vemos en el cielo. Ahora, aquí van unos números, no para asustarte, sólo para que te des una idea de la grandeza del espacio. Una masa solar equivale a 2x1030 kg, es decir, 2 seguido de 30 ceros, ¿cuál es tu masa, 20, 30, 50, 80 kg?. Una luminosidad solar es algo así como 4x1026 W, o sea, 4 seguido de 26 ceros, ¿de cuántos watts es el foco más potente en tu casa, 60, 100, 120 o acaso 200 W?. Hablando de temperatura, los médicos indican que la temperatura más agradable para el organismo es alrededor de los 25 o 26 grados centígrados, lo cual equivale a aproximadamente 300 grados Kelvin. En el espacio la temperatura más fría es de 2.7 K (-270 ºC) y podemos encontrar regiones con temperaturas de millones de Kelvin, que también equivale como a millones de Celsius, en nuestro planeta la temperatura más alta registrada en la historia no llega a los 100 ºC ¡imagínate las temperaturas fuera de la Tierra!. Nuestro Sol, una estrella común, con una masa y una luminosidad solar, tiene una temperatura superficial de 5700 K, la cual, hablando de estrellas, consideramos una temperatura promedio. Cuando reportamos la temperatura de una estrella nos referimos a la temperatura de su superficie. Sin embargo, como dato curioso, esta temperatura no es la misma en todo el Sol, su capa más interna, el núcleo, alcanza temperaturas cercanas a los 10 millones de Kelvin, y su capa más externa, la corona solar, de hasta un millón de Kelvin.

Ahora sí, conociendo estos parámetros (masa, luminosidad y temperatura), ¿qué tipo de estrellas podemos observar y cómo las clasificamos? Aunque los tres datos antes mencionados son útiles, basta conocer la masa de una estrella al momento de su formación para clasificarla y saber cómo será su vida. Decimos que las estrellas que “nacen” con una masa similar a la del Sol son estrellas tipo solar, tienen luminosidad y temperatura parecidas a las del Sol. Si su masa es menor, son estrellas de baja masa, y si es mayor son estrellas masivas, fácil ¿no?, las estrellas de baja masa son menos luminosas que el Sol y más frías, su temperatura desciende alrededor de los 3000 K. Las estrellas masivas, por otro lado, tienen luminosidades y temperaturas mucho mayor, ya que alcanzan hasta 30 000 K en su superficie. Esto de la temperatura es importante, ya que es la temperatura superficial la que determina de qué color será una estrella, ¡sí, las estrellas tienen color! Seguramente cuando un arquitecto o diseñador gráfico nos sugiere tonos cálidos para nuestra casa se refiere a aquellos que tienden al rojo, mientras que los colores fríos que pueden proponer para otro sitio estarán en la gama de los azules. Esto funciona en el diseño, sí, pero en el espacio, más allá de la Tierra, es todo lo contrario. La temperatura superficial del Sol, 5700 K, da como resultado una estrella amarilla.

La temperatura de las estrellas de baja masa, 3000 K, corresponden a estrellas rojas y las estrellas más calientes, 10000-30000 K, son estrellas azules. Esta es la gama de colores que podemos observar en las estrellas, desde rojas (frías), pasando por amarillo y azules (calientes). Este color no es único durante la vida de la estrella, varía conforme ésta “envejece” o evoluciona y esa evolución depende de la masa con la que nació. Las estrellas de baja masa por ejemplo, se quedan así casi la totalidad de su vida. Una estrella como el Sol pasará por etapa de gigante roja (se enfriará un poco) y luego explotará. Algunas de las estrellas más masivas también pasarán por una fase de gigante roja (se enfriarán), regresarán a una fase de variabilidad azul (volverán a calentarse) y al explotar podrían dejar como resultado una enana blanca, otro color de las estrellas, conservando su altísima temperatura. Todo esto lo conocemos con la observación de lo que desde la Tierra, parecen sólo puntos luminosos. Como ves, la vida de las estrellas es muy interesante y gracias a la observación, la física, las matemáticas y el desarrollo tecnológico podemos entender y clasificar estos asombrosos objetos. Ahora ya sabes, cuando observas estrellas en una noche despejada, las observas en una gran variedad de masas, temperaturas y edades.

*La doctora Vianey Camacho es investigadora del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).