
A la Clínica Nápoles, la misma que hasta hace meses cobraba por servicios de implantes mamarios y liposucciones, la reconversión a clínica COVID-19 le está cobrando factura por sus "permisos parciales" para operar en la atención a víctimas del virus SARS-CoV-2. Los familiares de pacientes, a los que ven ingresar en el hospital del doctor Adán Benavides Jones, pero que no vuelven a saber de ellos hasta que les avisan: "Ha muerto", han reaccionado de manera violenta, han pedido apoyo de la policía de la alcaldía Benito Juárez -donde se ubica la clínica- para pedir apoyo de que los ayuden a sacar de ese lugar a su familiar, incluso hay quien ha recurrido a la asesoría legal contra el "pésimo" manejo de los enfermos.
La madrugada de este lunes, tres mujeres solicitaron el apoyo de una patrulla para poder sacar a su paciente que fue internado en el número 158 de la calle Alabama. Ahí, en la Clínica Nápoles, estaba un señor de 82 años. Su hija y sus acompañantes querían llevárselo del lugar. Los patrulleros que acudieron a la llamada "nada pudieron hacer". En un video que obtuvo Crónica se escucha que una de las mujeres ofrece datos de su paciente y de la ubicación de la clínica. Queda grabada la inconformidad de que su papá esté en ese hospital.
Queja: vecinos han captado diversos momentos en que parte del personal médico se desequipa afuera de la clínica
En otro video, obtenido hace unos días, ocurre una escena de reclamos y gritos por parte de jóvenes que han caído en el hospital de Adán Benavides Jones -quien ha señalado a diversos medios de comunicación que a él nadie le va a decir lo que tiene qué hacer en su clínica-. El padre de uno de los jóvenes está encapsulado. Con casi la mitad del cuerpo dentro de una ambulancia. La otra mitad es una batalla para los paramédicos que intentan con varias maniobras colocar todo el cuerpo hasta adentro de la unidad. "¡Salva a mi papá, ca...!", grita uno de esos jóvenes que va a acompañado de otros cuatro. No hay lugar a dudas del enojo.
Son imágenes entregadas a este diario como parte del cúmulo de una situación sanitaria que se sale de control en la calle Alabama.
La madrugada del pasado lunes, una patrulla acudió a la calle de Dakota. Sus servicios fueron solicitados por familiares de un paciente del hospital del doctor Adán Benavides Jones
Jonathan, de 32 años, dio su testimonio a este diario hace poco menos de dos semanas. Contó que en esa clínica notó muchas irregularidades. Por principio, se inconformó por el servicio que se otorga desde la recepción. "Es prepotente la persona a la que se le piden informes. Siempre te está diciendo que ya debes pagar por medicamentos, que por terapia intensiva, cuando mi papá no tenía síntomas de COVID-19 y terminó muerto, tras cinco horas de hospitalización. Pagué en total más de 94 mil pesos que todavía debo", compartió el joven.
Advierte que después de llevarse los restos de su padre volvió al 158 de Alabama por los "supuestos" resultados de la prueba de COVID-19. Encontró reaconcidionado un espacio dentro del inmueble. "¡Es una simulación de una sala de espera!", dijo.
El inmueble de cinco pisos acumula peso con la reciente adquisición de refrigeradores para cadáveres
Otro testimonio advierte: "Engañaron a mi hijo, los de la ambulancia, diciendo que no había servicio de urgencias en el IMSS y me llevaron a esa clínica donde no me hicieron nada nada, cuando se pagó me dejaron salir. Cabe destacar que siempre estuve consciente , pero tenía paralizado el cuerpo y el habla, pero muy consciente de lo que estaba sucediendo. En la dichosa clínica me tuvieron en una camilla, en un pasillo que no tenía techo. Bueno de lo peor, nunca me pusieron en una cama".
Son testimonios que acumulan descontento y enojo.
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