Quizá ya lo habrá visto en las tiendas. Los refrescos Coca-Cola bajos en azúcar o con edulcorantes nuevos han dejado sus colores negro, plata y verde en la mayor parte de sus envases para unificar su imagen hacia el rojo de la bebida tradicional, por lo que ahora sólo tendrán pequeñas franjas para diferenciarse
Esto se hace a 90 años de estar en México y cuando ese sistema con ocho grupos embotelladores ha tenido que reducir el tamaño de sus presentaciones en respuesta al impuesto especial para bebidas y alimentos con alto contenido calórico.
México será el primer país donde Coca-Cola ha iniciado su cambio de imagen en el entendido que quizá sea el producto más democrático en el planeta.
Lo mismo puede encontrar ese refresco en el Palacio de Buckingham que en la residencia oficial de Los Pinos y, por supuesto, en la tiendita de la ranchería más alejada de nuestro país.
Para la empresa que comanda aquí Francisco Crespo ampliar sus ventas no solo pasa por tener más producto en el anaquel, también importa fortalecer una marca que ha estado en lo más alto por décadas y que debe adaptarse a los nuevos consumidores.
Coca-Cola para nuestra economía significa entre otras cosas 92 mil empleos directos y 1.7 millones de empleos indirectos, y si le va bien, créame, muchos también ganan dinero.
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