Afganistán concluyó ayer una jornada electoral tranquila, sin ningún ataque de relevancia, a pesar de las continuas amenazas durante las últimas semanas de los talibanes, que sin embargo sí lograron su objetivo de atemorizar a la población, con una aparente baja participación a falta de los datos oficiales.

“La campaña de los talibanes de interrumpir el proceso electoral ha fracasado por completo y sus planes fueron desbaratados y frustrados”, aseguró el secretario de Interior afgano, Masoud Andarabi.

Los talibanes lanzaron morteros y detonaron bombas caseras, lo que dejó un saldo de dos policías muertos y otras 40 personas heridas, entre ellas 37 civiles.

Las autoridades afganas desplegaron a 72 mil policías para la jornada electoral, y sólo hubo que cerrar 37 centros de votación de un total de 4 mil 928.

Todo apunta a que el nuevo presidente deba lidiar con la retirada de las tropas de Estados Unidos y un posible proceso de paz con los talibanes.