Estamos inmersos en un mundo tecnológico cada vez más concentrado en hacer cosas inteligentes. No es para nosotros desconocido el uso de smartphones o laptops cada vez más avanzadas en cuestión de tecnología o de cosas que nos hacen la vida más fácil.

Hace años hubiese sido imposible en pensar un aparato que supiera que somos nosotros tan sólo deslizando nuestro dedo en un botón, o quizás más extraño aún el poder capturar imágenes de tal forma que la cámara reconociera rostros y no sólo eso, que nos dijera —ésta es tu tía Pancrasia y ella doña Juanita, la de la tienda— el futuro nos alcanzó y la ciencia logró todo ello.

La forma en cómo se comunica el mundo natural y ordinario con las cosas tecnológicas no es del todo diferente a cómo un gringo se comunica con un mexicano, hablamos distintos idiomas pero existen cosas que significan lo mismo o están muy estrechamente relacionadas.

Por ejemplo, si tenemos un foco que utiliza paneles solares y que sólo se prende de noche es porque ocupa un sensor, esto lo hace inteligente y funciona de la misma manera en la que nos damos cuenta que ya oscureció. Tan sólo es necesario salir de casa y observar el cielo negro, para saber que la cantidad de luz es menor a la de mediodía. Y así funciona un sensor de luz: tiene adentro una especie de celda solar que cambia la electricidad que nos proporciona dependiendo de si es de día o de noche, puesto que a mayor luz mayor electricidad. Por lo tanto, cuando ya es de noche se enciende la lámpara de la calle, pues este sensor nos da poca electricidad y es así como sabemos que el sol se ha marchado. ¡Realmente fascinante para nuestros tiempos!

Hasta aquí el artículo de hoy, seguimos avanzando y descubriendo el mundo a través de la física.

¡Hasta pronto!

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