Opinión

Cómo joder al país nada más levantarse de la cama

Fran Ruiz, el emprendedor que revolucionó el sector de la moda
Fran Ruiz, el emprendedor que revolucionó el sector de la moda Fran Ruiz, el emprendedor que revolucionó el sector de la moda (La Crónica de Hoy)

Enrique Peña Nieto hizo esta semana una reflexión en voz alta como mínimo desconcertante: “Un presidente no creo que se levante pensando, y perdón que lo diga, cómo joder a México”. El problema de sincerarse de tal manera es que se corre el peligro de reconocer precisamente que hace lo que está negando; o sea, que está jodiendo al país, o como decían los latinos: Excusatio non petita, accusatio manifesta.

Concedamos al presidente mexicano el atenuante de que, efectivamente, no se levanta cada mañana planeando cómo joder personalmente a México, pero mucho se le agradecería que, en vez de anunciar lo que dice que no hace, dijese cada mañana qué va hacer para que muchos otros —algunos colaboradores muy cercanos— dejen de joder, como hacen diariamente al pueblo mexicano.

Mientras cruzamos dedos para que llegue ese día, su colega de profesión, Nicolás Maduro, se levanta cada mañana desmintiendo a Peña Nieto, ya que él sí que sabe cómo joder a Venezuela nada más levantarse de la cama.

Cada día que pasa sin que Maduro acepte someterse a un referéndum revocatorio, tal como contempla la Constitución que reformó su idolatrado Hugo Chávez, es un día en el que Venezuela se hunde un poco más, hasta que llegue a un punto en que la tensión se vuelva tan insoportable que todo acabe en una abierta rebelión civil.

Si Maduro no quisiera joderse cada mañana a Venezuela, habría aceptado ya el reto de someterse a un referéndum revocatorio, pero no lo hace porque sabe que lo perdería. Con su negativa lo único que hace es confirmar que lo que realmente interesa a él y al régimen chavista es el poder y no el bienestar de la población.

Si los diputados, los jueces, los sindicalistas, los líderes de las comunas y los militares siguen sosteniendo aún a Maduro es porque saben que, sin él al frente del Estado, perderían todos los privilegios. Y si Maduro dedica más tiempo a otorgar estos privilegios que a gobernar es porque sabe que, sin la ayuda de los jueces y sobre todo de los militares, no estaría ya en el poder.

Ayer, sin ir más lejos, Maduro amenazó con expropiar las empresas agroalimentarias y farmacéuticas que se sumen a la huelga general convocada por la oposición. Hoy, cuando se dé cuenta que el desafío opositor no cesa, se levantará y planeará, como cada mañana, qué puede hacer para arruinar un poco más a Venezuela.

Nunca sabremos qué habría pasado en Venezuela si Chávez hubiese superado el cáncer y siguiera aún gobernando, pero es difícil de creer que hubiese jodido al país tanto como lo está haciendo su heredero. Es una lástima que a Maduro ya no se le aparezca Chávez reencarnado en “pajarico”, porque es probable que le piara al oído que la única solución, si no quiere que todo el pueblo reniegue de su revolución, es que se someta al juicio de las urnas.

Ahora que lo pienso, la ausencia del “pajarico” de Chávez podría deberse a que, con la grave crisis de desabasto que hay en Venezuela, se debe seguramente a que murió de hambre… por falta de alpiste. Hasta esto lo jodió bien jodido Maduro.

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