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Con descenso y destrucción en Saturno, Cassini concluye su misión de 20 años

La sonda lanzada hace dos décadas sobrevoló el planeta de los anillos y sus lunas durante 13 años. Develó dos lunas desconocidas, un enigmático polo norte y secretos de Titán y Encélado

La sonda Cassini-Huygens fotografía Saturno
La sonda Cassini-Huygens fotografía Saturno La sonda Cassini-Huygens fotografía Saturno (La Crónica de Hoy)

La nave robot Cassini, que despegó de la Tierra en octubre de 1997 y desde hace 13 años gira alrededor del planeta Saturno, concluirá su misión este viernes 15 de septiembre y descenderá hasta ser atrapada por la fuerza de gravedad del planeta de los anillos, cuando en la Ciudad de México sean aproximadamente diez minutos antes de las siete de la mañana, informó la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA), de Estados Unidos.

Cassini fue una misión que reunió los talentos y recursos de tres grandes agencias espaciales: la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana. A lo largo de 13 años, esta nave robot descubrió la existencia de océanos de metano en Saturno, así como un extraño remolino con forma hexagonal en el polo norte de ese planeta. Cassini también documentó la forma y movimientos de los anillos de Saturno y fotografió a la mayoría de las 62 lunas que rodean a ese planeta, incluyendo a la luna Febe (Phoebe), que gira en sentido contrario a las otras.

Originalmente, la misión tenía dos naves o equipos, que se separaron al llegar a Saturno. Por un lado estaba la nave Cassini, que se ha mantenido girando alrededor de Saturno desde 2004, y por otra parte la sonda Huygens, que se separó en diciembre de 2004 y viajó hacia la mayor luna del planeta Saturno, llamada Titán: en enero de 2005 descendió en su superficie y reportó la presencia de nubes y lluvias de etano y metano.

La destrucción de Cassini ha sido cuidadosamente planeada pues, aunque existía la posibilidad de dejar la nave a la deriva en cuanto se agotara su combustible, los investigadores recomendaron mejor estrellarla contra el planeta Saturno para evitar que pudiera llegar a caer en alguna de las dos lunas donde se estima que podría haber agua y formas de vida microscópicas (las lunas Titán y Encélado). Si la sonda Cassini cayera en alguna de esas lunas podría contaminarla pues entre sus equipos hay algunos que operan con energía nuclear, como su Generador Termoeléctrico de Radioisótopos.  

La composición de los anillos es un conjunto de millones de rocas de diferentes tamaños, congeladas. Hay algunas que son menores a pequeños fragmentos de polvo y otras rocas tan grandes como un refrigerador. Algunos de los materiales que se han identificado son óxidos de hierro, que aportan un color rojizo a los anillos.

A lo largo de los últimos 13 años, la nave Cassini cruzó 40 veces los anillos ya descritos. El ancho de ellos cambia desde 100 metros hasta mil metros, en diferentes partes. Así se descubrió que los anillos no son uniformes ni planos pues tienen valles y montañas  20 veces pasó por fuera, por el límite exterior, y 20 veces lo hizo por pequeños espacios entre los anillos y la atmósfera del planeta, como explicó al canal de la NASA investigador en jefe de los anillos de Saturno, Jeff Cuzzi.

“Para nosotros el momento de mayor tensión fue cuando Cassini ya había llegado hasta los anillos de Saturno y tuvimos que arrancar sus equipos científicos para colectar datos. Hay que recordar que los equipos habían  estado apagados durante los siete años que la nave estuvo viajando desde la Tierra, es por eso que, para nosotros, el momento cumbre fue al arrancar y comenzar a colectar miles de datos de la composición de los anillos. Cualquier cosa que hubiera fallado no se podría reparar”, explicó Jeff Cuzi.

En 2004, tras separarse de la sonda Huygens, que viajó a la luna Titán, la nave Cassini se dirigió a la luna Encélado, donde también encontró agua congelada y una atmósfera débil pero clara.

“Todo lo hemos interpretado a partir de la información química que nos ha enviado la sonda. Hacemos mapas de moléculas reportadas y así podemos construir cómo es la composición total de cada una de sus lunas”, dijo Dale Cruikshank, el primer jefe del equipo de exploración de las lunas de Saturno.

Estos datos, que revelaron dos lugares donde podría haber agua y también alguna forma de vida, fueron los que hicieron a la NASA decidir destruir la nave Cassini, que deberá incendiarse al entrar rápidamente a la atmósfera de Saturno y, de esta manera, evitar que pudiera caer en alguna luna con ambiente evitable y contaminar biológica o radiactivamente. 

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