No será posible medir con certeza el desplome que seguramente sufrirá en abril la confianza de consumidor mexicano, las encuestas económicas de INEGI se suspendieron porque, al levantarse cara a cara, significaban un riesgo de expansión del COVID-19. Lo que sí sabemos es que en marzo, ya ante la inminencia de la llegada de la pandemia, el consumidor nacional se aferró a sus esperanzas y su confianza seguía estando a niveles altos.

Cerca de la mitad de los ciudadanos consultados en marzo esperaba estar en condiciones económicas personales superiores a las del año pasado (48%) y un porcentaje aún más significativo (54%) pensaba que 2021 podía ser incluso mejor.

El Banco de México e INEGI dieron a conocer la última encuesta realizada de ese tipo realizada. En esa última foto (marzo) los consumidores sólo expresaron un descenso en lo que al futuro del país en su conjunto se refiere (2 puntos), pero con la expectativa de que en lo personal no les afectaría mucho, pues aún pensaban que al interior de su familia podrían adquirirse autos, construir una casa o ahorrar parte de los ingresos.

Estos indicadores subieron visiblemente a partir de las elecciones y el cambio de gobierno, unos 10 puntos, con la llegada de la 4T amlista. El COVID-19 resultó el primer gran golpe al optimismo y no habrá foto (encuesta) del primer impacto.