Martha Delgado, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Secretaría de Relaciones Exteriores, @marthadelgado, Andrew Rhodes, Enviado Especial para Océanos, PNUD-México, adscrito a Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos y César Daniel González Madruga, El Siervo, @CesarG_Madruga

Partiendo del hecho que el consenso científico confirma que la pandemia que actualmente golpea a la población global tiene su origen en la pérdida de biodiversidad, se requiere ampliar la visión en que la solución no estriba únicamente en un aspecto de salud e higiene personal, o de mitigar las complejidades económicas, sino que atender el problema de raíz debe implicar la transición mundial a un sistema de vida sostenible. Es decir, el coronavirus es un disruptor temporal que nos lleva a una “nueva normalidad” donde las grandes crisis como el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad deben ser resueltas.

No nos queda duda de que gracias a la disciplina, fortaleza (mental y espiritual) y conciencia cívica, así como al profesionalismo y entrega de médicos y autoridades sanitarias, México vencerá a este monstruo de siete cabezas. Por ello, el plan de reactivación económica no debe estar sujeto a forcejeos políticos por el poder, ni a los intereses particulares del mercado, sino en la confluencia de un gobierno y una sociedad proactivamente organizados que geste una renovada conciencia cívica sostenible.

Se abre una oportunidad para aprender del pasado reciente y hacer énfasis en generar esquemas de bienestar social y armonía con la naturaleza. Por ejemplo, el turismo fue uno de los sectores que más rápidamente se vio afectado y los que más cuesta arriba tiene su recuperación. Pero también es un sector que presenta la gran oportunidad de dar un salto cuántico y ser punta de lanza para lograr la sostenibilidad en México.

El gobierno de México a través de la SECTUR ya trabaja en el modelo novedoso de transformación hacia un turismo sostenible, en lo social y en lo ambiental y que, al mismo tiempo, se encuentre orientado hacia la prosperidad social.

Para ejemplo el proyecto “Kuxatur” (turismo vivo, del maya) que busca incorporar a la biodiversidad como eje conector de la cadena de valor turístico, donde, entre otras cosas, se reconoce la importancia del origen ecológico y cultural de la semilla por las comunidades indígenas, su tránsito al plato en un extraordinario platillo o producto sostenible para su posterior promoción.

Por otro lado, SECTUR forma parte del grupo de trabajo de turismo marino costero del Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible donde se busca lograr un turismo sostenible y equitativo, que se diferencie del turismo de sol y playa convencional, al mismo tiempo que brinde soluciones ante las mayores amenazas, como la contaminación y el cambio climático.

Se espera que el turismo marino y costero sea el segmento de mayor valor agregado de la economía oceánica para 2030. Por esto, es urgente aplicar un nuevo enfoque en el sector turístico, que brinde una oportunidad a las comunidades para resurgir de esta pandemia. Esta nueva visión permitirá proteger a la biodiversidad y a los ecosistemas, prevenir su degradación e impulsar la prosperidad de las comunidades costeras más vulnerables. La atención de las crisis globales, antes mencionadas, a través de modelos económicos sostenibles reducirán los disruptores del futuro.

Finalmente, los municipios denominados de “esperanza”, donde se iniciará la reactivación económica nos deben inspirar, llenar de ánimo y alegría ya que como en el turismo, hay muchas otras áreas que pueden y deben asumir una visión de transición a la sostenibilidad que nos permita renacer como país y ser una nación líder del cambio global.

Nota: Agradezco profundamente a dos admirables seres humanos que me acompañen como co-autores para la columna de hoy, Martha Delgado y Andrew Rhodes, “La voz de Tlaltechutli” siempre será su espacio.

Twitter: @CésarG_Madruga
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