
[ Primera parte ]
En distintos puntos de la Ciudad de México toman fuerza los taxis pirata, ante la falta de otros transportes y los problemas que se han presentado con plataformas como Uber y Cabify.
Éstos ofrecen servicio sin regulación, con choferes que no tienen capacitación alguna, sin permiso ni registro ante la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (Semovi) y bajo medidas de seguridad mínimas o nulas.
Son vehículos particulares sin rotulación, tarjetón ni placas de transporte público y brindan el servicio de taxi sin que ninguna autoridad se los impida.
Crónica ubicó ocho puntos en los que se ofrece el servicio de transporte público de forma irregular: en la Plaza Tepeyac y la colonia Vallejo (en la Clínica del IMSS), en la GAM; Buenavista y Manuel González (frente a Tlatelolco), en Cuauhtémoc; Calzada del Hueso (a la altura del deportivo de los electricistas), Coyoacán; Periférico y la carretera Picacho Ajusco, en Tlalpan; y afuera de la estación del Metrobús CCH Oriente, en Iztapalapa.
A los conductores que brindan el servicio con unidades particulares, de todas las marcas y modelos, no se les practican exámenes de salud, toxicológicos o de conocimiento; incluso hay algunos que ni siquiera tienen licencia de conducir.
Debido a que saben que otorgan un servicio indebido, algunos conductores prefieren hacer base en calles aledañas para no ser identificados o evitar multas.
Es una red perfectamente planeada en la que incluso hay halcones cerca de los sitios clandestinos; estos personajes utilizan radios para mantenerse comunicados con los choferes, a quienes informan de operativos de autoridades.
En los sitios se pueden ver autos de las marcas Chevy, Tiida, Spark, Versa, Altima y hasta camionetas Expedition.
Algunos vecinos que viven en los puntos antes señalados han comentado que la operación de taxis piratas comenzó hace aproximadamente un año; persisten a la acción de la autoridad debido a que los halcones dan el “pitazo”, lo que permite a los choferes darse a la fuga.
Los checadores y encargados del sitio de taxis ofrecen el servicio a los peatones que salen de las plazas o que transitan por las banquetas prometiendo un banderazo normal como el de taxis regulados.
“Pásele, pásele, es un taxi totalmente confiable y con la misma tarifa”, dicen los encargados para darle confianza al usuario.
Primero preguntan el destino y ofrecen un precio accesible, es decir, que en un recorrido de 5 kilómetros, aseguran, el cobro será de 15 pesos, sin embargo, al terminar el servicio duplican la cantidad.
Para los autos que sí cuentan con un taxímetro, la reglamentación por parte de la Secretaría de Movilidad dice que el aparato debe ir a la vista del usuario e instalado en la visera, para que no se pueda cambiar la tarifa al terminar el viaje, pero los taxistas piratas lo esconden en la guantera.
Al empezar el viaje, el conductor abre la guantera y activa el dispositivo para iniciar el cobro del viaje; rápidamente cierra la portezuela de la guantera para que nadie pueda verlo.
Otros taxistas piratas optan por colocar una torreta para taxi en el tablero con dos objetivos: ser más fáciles de identificar para el usuario y para poder quitarlo ante la presencia de alguna autoridad.
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