Opinión

Criminales de cuello blanco y comentocracia

Criminales de cuello blanco y comentocracia

Criminales de cuello blanco y comentocracia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Ayer un periodista le preguntó al Presidente sobre los apagones y cortes de energía eléctrica de los que el colega “tenía información”, padeceremos en el segundo semestre del año; otro más lo cuestionó a propósito del reto que le hizo Calderón desde un espacio de López Dóriga para debatir sobre su participación en Avangriden, filial de Iberdrola, empresa beneficiada con la privatización del sector energético. En ambos casos las respuestas del Presidente fueron implacables y no hicieron sino ratificar lo que algunos columnistas ya han documentado: expresidentes y exsecretarios, con toda la información estratégica que llevaban consigo, transitaron a empresas beneficiadas con privatizaciones que ellos instrumentaron en su momento.

No está mal que circulen algunos memes sobre el desliz verbal de la pareja del Presidente al referirse a Amado Nervo, de quien conoce su vida y obra, pero hay otros asuntos más serios que deberían ocuparnos. Los especialistas en provocar o distraer la atención hacen su trabajo y cualquier ocasión es buena para dividir, polarizar y tratar de restarle poder a Morena: viene Puebla y después las intermedias, además de la consulta del 21 de marzo.

A dos meses de gobierno, AMLO y su equipo están enfrentando al verdadero crimen organizado que se encontraba, como es natural, dentro del propio Estado. Yo creo que el nuevo gobierno no tenía idea de la magnitud del problema que existía al interior y exterior del gobierno federal y de varios estados de la república, en torno a la criminalidad de cuello blanco. Pese al gran trabajo de Ana Lilia Pérez, lo que sucedió después de que el gobierno de AMLO tomó el control de Pemex, les reveló el tamaño del monstruo que ahora enfrentan.

El modus operandi del huachicol puso al descubierto el nivel de putrefacción con el que operaba el prianismo. La reacción frente a este fenómeno de corrupción desnudó también la red de apoyo que permitió el crecimiento desmedido de esta actividad delictiva: buques huachicoleros, refinerías huachicoleras, sindicatos y líderes huachicoleros, centros de distribución huachicoleros, generales huachicoleros con centros paralelos de monitoreo a su servicio, gasolinerías huachicoleras, jueces huachicoleros, gobernadores huachicoleros, poblados huachicaleros, bandas huachicoleras, tragedias huachicoleras y un elocuente velo de silencio, antes, y lo que es peor, después, en torno a la responsabilidad de los expresidentes que permitieron que esta faceta de la corrupción sistémica se desbordara.

A muchos podrá parecerles ampuloso o fanfarrón el tono del Presidente en ciertos actos como sus comparecencias frente a la prensa, pero es un hecho que su lucha contra la corrupción va en serio. Al igual que el huachicol, hay otras facetas del crimen organizado que se niegan a desaparecer, como los moches a los gobernadores, las cuotas a organizaciones gremiales de toda laya y las millonarias devoluciones de impuestos a empresas acaudaladas. En este contexto, se explican algunos bastiones de resistencia corrupta como Michoacán, Jalisco y Tamaulipas.

Por lo que toca al debate público, sigue el turno de la CFE. Ahí también se han detectado operaciones irregulares, como pagos exorbitantes y subsidios en apariencia no justificados. Será interesante escuchar a Barlett responder a las preguntas de la prensa tras exponer su plan para el sector eléctrico que, como Pemex, se dejó morir; también será sugestivo seguir la pista de los comentócratas en este nuevo escenario. El neoporfirismo seguirá hablando y dando de qué hablar, de eso no les quepa la menor duda.

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