Llama la atención que una de las primeras reacciones que se dieron sobre la captura del ex gobernador, Javier Duarte en Guatemala, haya sido la de Andrés Manuel López Obrador, quien escribió en su cuenta de twitter lo siguiente: “Detienen a Duarte para simular que combaten la corrupción. Pero el pueblo no se conforma con chivos expiatorios”.

Si nos basamos en el concepto de “chivo expiatorio”, cuyo calificativo se le da a una persona “a quien se le quiere hacer responsable o culpable de algo que no cometió sirviendo así de excusa a los fines del acusador”, entonces es de suma delicadeza la afirmación de una de las personas que presume ser alérgico a la corrupción y que en breve tendrá que aclarar.

Lo anterior, digo que es delicado no sólo por restarle importancia al arresto de uno de los personajes más detestables en los últimos días y que representa la descomposición política en nuestro país, sino porque la defensa del mismo, la haya iniciado Andrés Manuel López Obrador al intentar desviar la atención de este caso tan lastimoso para nuestro país.

La actitud del presidente nacional de Morena sólo es entendible si se ve a través del cristal con que él mismo está viendo este asunto, y que no es otra cosa más que miedo a lo que pueda declarar el propio Javier Duarte, ya que quizá su posible confesión en su proceso, confirme, entre otras cosas, el pacto entre Andrés Manuel con el ex gobernador de Veracruz para desviar recursos del estado a favor del entonces candidato de Morena a la gubernatura, Cuitláhuac García Jiménez y así restarle votos al ahora gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares.

Quizá por ello, López Obrador al minimizar el arresto, intente lavarse las manos antes de que sus corruptelas queden al descubierto por aquel “chivo expiatorio”, que es acusado de enriquecimiento ilícito e incumplimiento del deber legal, así como de otros delitos de los que se desprenden dos investigaciones completadas en catorce tomos y en los que se vinculan además, a diez servidores públicos. Incluso, el contradictorio Andrés Manuel, en un video que acaba de subir a sus redes sociales, afirma que a Duarte lo harán declarar en su contra para afectarlo en los próximos comicios del Estado de México y así restarle votos a su candidata y a su partido.

Por si fuera poco y por increíble que parezca, el fundador de Morena no es la primera vez que defiende a Duarte de Ochoa. Recordemos que en plena campaña por la gubernatura de Veracruz, Obrador acusó al ex presidente Carlos Salinas, de “orquestar una campaña” contra el entonces gobernador Duarte, con el fin de favorecer a Yunes Linares.

Incluso, se atrevió a decir que los medios que antes defendían al gobierno de Javier Duarte, ahora lo estaban atacando y no se usted, estimado lector, pero con la propia actuación, declaraciones y comportamiento de López Obrador, ya no es necesario esperar a la confesión o revelación que llegará a hacer en su juicio el ex gobernador, en la que seguramente hará un delación o imputación hacia el de Macuspana y creador del slogan “primero los pobres”.

Lo que sea de cada quien, es que Obrador nos ha dejado una excelente lección que nos muestra que Morena no está exento de la perversidad a la que tanto señala y dice despreciar, por lo que el recientemente creado Movimiento de Regeneración Nacional no es otra cosa más que parte de una mafia que busca el poder.

Y de Pilón:

Los últimos bombardeos de Estados Unidos en Siria y Afganistán han obligado a las potencias mundiales a alistar sus instrumentos de ataque y defensa, no sólo por estrategia de guerra, sino también por la demencia con la que se está caracterizando el presidente Donald Trump, encargado de autorizar el lanzamiento de sus misiles hacia el mundo y que no obstante, tiene el control, en sus dedos, de los botones rojos nucleares, mismos que ha de estar ansioso de apretar como si se tratara de un videojuego y eso tiene en alerta a todos los que están viendo en Trump un verdadero riesgo para la paz mundial.