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Cuando el Trueno derrotó al Relámpago

El 17 de marzo de 1990 se llevó a cabo una de las peleas cuyo final es considerado el más dramático en la historia del boxeo, Julio César Chávez derrotó en los segundos finales de su pelea a Meldrick Taylor, luego de sufrir intensamente durante 12 rounds

Pelea de Boxeo
Pelea de Boxeo Pelea de Boxeo (La Crónica de Hoy)

Sólo quedaban 12 segundos para que concluyera la intensa y dramática pelea. Por vez primera en su carrera, el gran Julio César Chávez había sido superado arriba del ring por su rival, y parecía que perdería su condición de invicto en 68 peleas, 55 de ellas habían sido victorias por nocaut.

Enfrente de él se encontraba el campeón mundial superligero de la FIB y Campeón Olímpico en Los Ángeles 1984, Meldrick Taylor, en un combate unificatorio por las coronas de peso superligero del Consejo y la Federación, promovida por Don King en el Hotel Hilton de Las Vegas con el nombre de The Thunder meets the Lightning, “El Trueno enfrenta al Relámpago” en franca alusión al poderío de Chávez que realizaba la tercera defensa de la corona que había conquistado en mayo del año anterior ante Roger Mayweather, y a la impresionante velocidad de Taylor, quien a su vez también estaba realizando la tercera defensa de su título.

Taylor hizo esa noche una pelea perfecta, manteniéndose a distancia de Chávez y ocupando sus largos brazos para conectar, sobre todo, un largo jab de izquierda en repetidas ocasiones en la cara del sonorense, quien en plenitud de facultades, estaba realizando su séptima pelea en menos de un año, mostrando su gran condición física y su granítica resistencia.

Chávez sin embargo, fue un toro, tirándose a embestir cada vez que se podía acercar a su rival, quien sin embargo, dando una lección de buen boxeo, atacando y defendiendo, tenía una ventaja de al menos 5 puntos en dos de las tarjetas de los jueces, mientras que el norteamericano Chuck Giampa tenía al mexicano en ventaja por un punto al empezar el último episodio.

Chávez me dijo esa noche después de la pelea: “Me sentía morir… todo mundo estaba festejando y yo le decía a mi hermano Rodolfo, sácame de aquí, ¡sácame de aquí!... Pero nadie hacía caso… Creo que esa fue la pelea más difícil de toda mi vida”…

Y tenía razón, pero no sólo Chávez estaba en malas condiciones, en la continua refriega ofensiva de Julio César, Taylor tenía molidos los riñones, inflamado el pómulo izquierdo, la boca reventada y eso que él era quien iba ganando.

En la esquina de Chávez se encontraban Cristóbal Rosas, José Búfalo Martín y Rodolfo Chávez, los dos primeros ya fallecidos. En el minuto de descanso antes de salir al round final, la desesperación era presa de la esquina del sonorense, y quedaron grabadas aquellas palabras de Martín diciéndole a Chávez… “Julio ya no lo hagas por tí, hazlo por tus hijos…”. Fue el último combustible que pudo quemar el mexicano…

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Y la pelea perfecta dejó de serlo, cuando un ensoberbecido Taylor dejó de circular en el ring y aceptó por instantes el intercambio frontal del mexicano, Chávez fue con todo, acorralando en las esquinas a Taylor que aún alcanzaba a escapar por piernas.

Luego, la equivocación. Cuando quedaba un minuto, Taylor empezó a burlarse de Julio poniéndole el rostro, la invitación y el insulto no podían hacerse con un hombre de las dimensiones de Julio César, quien conectó una brutal derecha a la cara del norteamericano que quedó sobre piernas tambaleantes, el sonorense nunca se detenía, menos esa noche y fue a la caza de un Taylor herido, cuando quedaban 25 segundos prendió a su rival de nuevo con la derecha, luego falló un uppercut que permitió a Taylor contraatacar con un jab que se quedó cortó y lo dejó con la guardia abierta…

A 12 segundos del final llegó entonces el momento que Julio esperó toda la noche, Chávez soltó un brutal gancho de derecha que sobrepasó la mano izquierda de Taylor y lo conectó arriba de la mandíbula en la izquierda de la cara del norteamericano cuyo rostro se deformó, cayendo a la lona totalmente desmadejado en una esquina neutral, su cabeza casi pegó en la lona y apenas en su reacción, pudo sujetarse de una cuerda del ring para tratar de reincorporarse.

El réferi Richard Steele lo vio levantarse con la mirada perdida, retomó la cuenta de 5 del tomador de tiempo y completó la cuenta en medio de una explosión impresionante de la gente y de las esquinas. Quedaban sólo dos segundos para terminar la pelea cuando Steele declaró ganador a Julio César Chávez.

También en una entrevista que le hice a Steele años después me dijo: “Yo no sabía cuánto tiempo quedaba, pero la pregunté a Taylor “Are you OK’” y no me respondió. Sus ojos, su condición me decían que ya había tenido suficiente. Ningún campeonato del mundo, ninguna victoria, valen la vida de un hombre”.

Han pasado 16 años desde esa noche del 17 de marzo de 1990, la imagen permanece inconmutable en nuestras memorias, fue sin duda, la más brava victoria en la carrera del más grande peleador mexicano de todos los tiempos: Julio César Chávez.

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