Cultura

¿Cuántos apoyarían a un niño de 8 años que desea ser bailarín de ballet?

Encontrar óptimas condiciones profesionales, es muy difícil en cualquier parte del mundo

¿Cuántos apoyarían a un niño de 8  años que desea ser bailarín de ballet?

¿Cuántos apoyarían a un niño de 8 años que desea ser bailarín de ballet?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

¿Cuánta gente está dispuesta a apostarle a un niño de 8 años que quiere ser bailarín de ballet?, se pregunta el primer bailarín del English National Ballet, Isaac Hernández, quien a esa edad comenzó a bailar ballet clásico durante cuatro horas diarias en el patio de su casa y que a los 28 recibió el premio Benois de la Danse en el Teatro Bolshoi de Moscú.

Para realizar ese sueño tuvo que prepararse para dejar el país desde muy chico, pues no existían las herramientas adecuadas para desarrollar su carrera profesional en México. De esta forma, a los 11 años dejó su casa en Guadalajara y se fue a vivir a Filadelfia, donde comenzó a desarrollar su pasión de forma profesional, la cual lo llevó a los escenarios más importantes de Europa, América, Asia y Oceanía junto a prestigiosas compañías como la Ópera de París, el Mariinsky Ballet, el Ballet Nacional de Holanda, la Ópera de Roma y el Ballet Nacional de Inglaterra.

No obstante, dijo a Crónica, durante los 23 años en que Isaac ha permanecido en el escenario de la danza, se ha dado cuenta que las óptimas condiciones profesionales son muy difíciles de encontrar en cualquier parte del mundo. “Es por ello que hay organizaciones y artistas, por todo el mundo, que trabajan incansablemente en defensa de estos derechos ya que, por ejemplo, en Inglaterra acaban de amenazar que cortarán el 50% del presupuesto para todas las carreras en relación a las artes en las universidades”.

La lucha por mejores condiciones, tanto de desarrollo profesional, como para los profesionales, debe ser un trabajo constante de cada generación, añadió. “Cada uno debe de luchar para que sus oportunidades no se vean relegadas a una segunda prioridad, pero para ello debe de existir una organización muy sólida”.

“Sin embargo, en México desafortunadamente el sector creativo y cultural está muy fragmentado y siempre ha sido famosamente divido por diferentes intereses. Es justo ahí donde debemos empezar y tener una defensa continua que nos pueda permitir hacer proyectos transexenales, que nos permita exigir la rendición de cuentas, así como tener una serie de garantías y prioridades que nos permitan imaginar un futuro con más estabilidad y oportunidades dentro del sector”.

Con eso en mente fue que Isaac Hernández, el séptimo hijo de una familia de once, creo la Federación de Industrias Creativas México, aunque “desafortunadamente han sucedido ciertos cambios impulsados por la pandemia, pero que me han hecho ver la gran oportunidad que hay de imaginar un modelo diferente, imaginar que se puede unificar el sector para salir delante de esta situación tan difícil, sobre todo en México, y que podamos diseñar por primera vez esta serie de prioridades de la mano del sector, socios de la iniciativa privada y del gobierno como facilitador de herramientas”.

HOSTIGAMIENTO, VIOLENCIA Y ABUSO. Ante las diversas manifestaciones que denuncian desde hostigamiento y violencia tanto física, como psicológica, hasta abuso sexual, Isaac Hernández celebró que estas realidades se estén visibilizando, pero puntualizó que no ocurre únicamente en las artes, sino en deportes de alto rendimiento como natación y atletismo.

Las instituciones no están por delante del bienestar de los estudiantes ni de los atletas, sino que es al revés, añadió. “Ahí es donde recae una gran falla que se ha tenido en el posicionamiento de los educadores, debe haber una cierta regulación, transparencia, compromiso con el bienestar de los estudiantes que muchas veces ha sido ignorado por el bienestar de las instituciones y creo que eso es algo fundamental de empezar a cambiar”

PREJUICIOS SOCIALES. Socialmente también se deben de entender y respetar las diferentes realidades que existen en un país tan grande como el nuestro, para que se pueda ver al ballet clásico como una profesión en sí misma, libre de cualquier prejuicio de género. “México es un país que tiene tantas realidades y diferencias socio culturales que hay que sentarse a escuchar y considerar al otro”.

Al inicio de su vida, para Isaac el ballet era un momento de cercanía con su padre, Héctor Hernández, quien también quería ser bailarín, pero quien no pudo serlo del todo porque la danza no era una “profesión digna” y tuvo que salirse de la casa de sus padres para venir a la Ciudad de México y perseguir su sueño a los 17 años. Hector Hernández se inclinó por el ejercicio formativo del ballet clásico y gracias a eso Isaac es el único bailarín mexicano que ha sido considerado como el mejor bailarín del mundo, aunque eso tampoco lo haya dejado libre de prejuicios sociales por su profesión, su género y su nacionalidad.

“Es muy importante que se hagan debates, que haya visibilidad de estas diferentes realidades para, eventualmente, llegar a un consenso que nos permita convivir de una manera positiva. El trabajo se debe hacer, es fundamental para construir una sociedad con más armonía y justicia social, pero también debe ocurrir desde la participación social”, pues todos los prejuicios vienen desde la falta de conocimiento de las realidades que conforman una sociedad.

DESPUÉS DEL COVID. Isaac Hernández ya regresó a los escenarios y, en su experiencia, el haber vivido un confinamiento como consecuencia de la pandemia de COVID-19 obligó a las organizaciones culturales a considerar otras alternativas para llevar sus producciones al público. “Normalmente, las instituciones culturales, nunca tienen los recursos adecuados para desarrollar una plataforma digital o contenido digital, pero esta situación nos obligó a ser innovadores, a complementar el futuro de las artes”.

“Ha habido un cambio irrevocable en la mentalidad de la mayoría de las organizaciones que nos va a forzar a imaginar un futuro donde las producciones vayan cada vez más sustentadas de un lado digital que, al mismo tiempo de haberse sentido limitado, ya que no hay un modelo de negocio sustentable. Esta situación nos ha hecho cuestionarnos qué es lo que podrá pasar en el futuro de las artes”.

Por otro lado, puntualizó que las experiencias digitales no remplazarán a la experiencia de una presentación en vivo, pues “compartir un momento con el público es algo importante para nosotros y esto no se vive de la misma forma a través de las plataformas”.

“Cuando todo vuelva a la normalidad, nos seguiremos encontrando en el escenario de la misma forma como lo hacíamos antes, aunque quizá cambie simplemente con una experiencia más agregada y seamos más conscientes de la importancia de estar preparado, así como de la necesidad diversificar nuestras posibilidades para llegar a sostenernos”.

CONFINAMIENTO. Las condiciones a las que tuvimos que atenernos por la pandemia le permitió colaborar de formas en que no lo había pensado. “Se han borrado muchas barreras a través de la tecnología, hemos llegado a públicos masivos que nunca habíamos visto; por ejemplo, estuve en una clase de ballet en línea con un millón de personas conmigo".

“Estas son cosas esperanzadoras que nos dicen que hay quienes añoran las artes, que quieren ser parte de ellas y simplemente hay que hacer una industria que esté dispuesta a seguir luchando por permanecer en el futuro”, dijo Isaac Hernández, quien trajo a México Despertares, una gala internacional.