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Cunden deserciones de médicos y enfermeras en crisis de COVID

Ante la enfermedad y muerte de varios de sus compañeros, la doctora Berenice Merino tomó la lacerante decisión de renunciar a lo cual tanto había deseado: una plaza en el Seguro Social.

Ante la enfermedad y muerte de varios de sus compañeros, la doctora Berenice Merino tomó la lacerante decisión de renunciar a lo cual tanto había deseado: una plaza en el Seguro Social.

Cunden deserciones de médicos y enfermeras en crisis de COVID

Cunden deserciones de médicos y enfermeras en crisis de COVID

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
(Segunda Parte)

En un breve lapso, vio enfermar y morir a compañeros… Entonces la doctora Berenice Merino tomó la lacerante decisión de renunciar a lo cual tanto había deseado: una plaza en el Seguro Social…

“Sí fue temor a contagiarme y que algo grave sucediera, porque recién había nacido mi bebé, pero sobre todo fue la rabia de saber que estábamos desarmados: sin fúsil ni casco ni granadas, con el cuchillo entre los dientes. No debió morir nadie por falta de insumos o equipo de protección personal”.

Apenas completó su curso en línea de COVID, con 10 horas de crédito -finales de abril-, firmó un contrato temporal y fue asignada al Hospital La Raza, pero antes del mes ya había renunciado. “Así como iban llegando, se iban. Durante las semanas que estuve ahí, una cuarta parte abandonó el trabajo”.

Crónica encontró casos de deserción en diversos hospitales. Aunque la Secretaría de Salud federal refiere 42 mil profesionales contratados durante la pandemia, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI, encargado del proceso a nivel sectorial), aún no culmina el recuento total de renuncias.

“La autoridad podrá presumir la cifra de contrataciones, pero muchos no nos quedamos por las condiciones adversas. Al final, preferimos la vida. Hubo además un gran número de médicos y enfermeras de base que decidieron irse a sus casas, lo que ha mermado la atención a enfermos y aumentado las jornadas de trabajo y nivel de estrés entre quienes sí permanecieron”, dice la doctora Merino.

“Sería bueno que la Secretaría de Salud detalle cuál ha sido el personal real con el que ha enfrentado la enfermedad, si ha sido suficiente y si este factor no ha repercutido en una crisis tan larga”.

Los testimonios recabados en las unidades médicas hablan de entre un 20 y hasta un 80 por ciento de deserción, como en el Hospital Juárez de México.

“Contrataron a mucho personal, alrededor de 100 enfermeras y 40 médicos entre generales, urgenciólogos, anestesiólogos, internistas y otros, pero ellos pusieron en la balanza su vida: ´aunque tú me pagues y me ofrezcas prestaciones, no me estás dando equipo de protección´, y se iban”, cuenta el enfermero Julio Centeno.

“Del 100 por ciento de la plantilla contratada, renunció un 80 por ciento y nos quedamos en las mismas: con las salas sobrepobladas de pacientes. Y si sumamos el personal que se enfermó, todavía peor. Cerca del 30 por ciento del personal de base se fue de incapacidad. Al principio, a un servicio llegaban 10 personas, ahora 5, tan sólo en el turno de la noche llegaban 12 y ahora sólo 4”.

Tras la ola de huidas, un grupo de médicos y enfermos del Juárez han comenzado a investigar malos manejos en los recursos destinados al pago de los nuevos.

“El año antepasado, una auditoría interna descubrió que había una plantilla de mil 600 enfermeras y enfermeros aviadores. Pagaban una nómina inexistente. Ahora las preguntas son: si contrataron a 100 y renunciaron 80, ¿aún estarán en nómina?, ¿se devolvió ese dinero no cobrado? Muchos estaban siendo dados de alta en Hacienda y les empezaron a pagar con cheques. ¿Dónde están esos cheques?”.

DIFUNTOS. De acuerdo con el programa de contratación a seis meses, para los de recién ingreso, se eligieron como parámetro los salarios del IMSS, donde un médico general gana alrededor de 26 mil pesos al mes, un especialista 34 mil y una enfermera entre 11 y 14 mil pesos. A la par, se les ofreció seguridad social para sus familias, la parte proporcional de aguinaldo, vacaciones y primas, seguros de vida y de responsabilidad civil, aunque no un fondo de ayuda por defunción, del cual gozan los afiliados sindicales.

“En el hospital murió un químico y un camillero, quien estaba de eventual desde hace 10 años. Empezó a reducir nuestra población de compañeros: se fue el 40 por ciento, a veces nos quedamos una o dos personas en los pisos. Nos la rifamos a valor mexicano. Si no eres de base, la Secretaría no ayuda a los difuntos, los propios trabajadores hemos tenido que hacer colectas para las familias”, cuenta la enfermera Francis Martínez, del Gregorio Salas, en la CDMX.

Los registros de deserción obtenidos van en el mismo rango: 30 por ciento en el Hospital General de México, 40 por ciento en el Hospital General de Chimalhuacán, 25 por ciento en el Hospital General Belisario Domínguez, 50 por ciento en el Hospital de San Agustín (Edomex), 20 por ciento en el Hospital Regional de Especialidades de Ixtapaluca…

“Aparte de la población vulnerable: los mayores de 60 años o quienes padecían enfermedades crónicas, entre los basificados muchos prefirieron pedir incapacidades, vacaciones o hasta días sin goce de sueldo, quien tenía miedo hizo lo posible por no estar en el hospital aprovechando los derechos laborales”, refiere la enfermera Marisol Madrigal.

En promedio, el 40 por ciento de las plantillas de unidades médicas son de base; el resto es personal bajo contrato: suman 5, 10, 15 años renovando convenios periódicos, sin garantía laboral. Según la Secretaría de Salud federal había, antes de la pandemia, 80 mil trabajadores eventuales.

“De repente comenzabas a escuchar entre médicos y enfermeras: ´estoy gordo, tengo diabetes, soy hipertenso, me duele el dedo gordo, tengo las uñas chuecas, el pie plano, no voy a meter las manos´. Todo por dejar un barco de por sí hundido. Para el COVID, los sindicatos se convirtieron en enemigos principales”, señala el doctor Ernesto López, incorporado al Instituto de Salud del Estado de México y quien trabaja en un hospital de Ecatepec.

“Más del 10 por ciento de los de base se fueron. ´Como eres sindicalizado, tienes todo el derecho de meter licencia, no te arriesgues´, decía el líder sindical Domingo Ortuño, un corruptazo, y muchos hicieron eso. El nivel de corrupción se reflejó en la escasez de personal”.

- ¿Qué hicieron en esas circunstancias? -se le pregunta.

-Al menos en el Estado de México, y no dudo que haya ocurrido en otras partes, se ha sabido de hospitales que comenzaron a bloquear a los pacientes. No había personal y los directores ordenaron el bloqueo a los vigilantes, al de la puerta: ´aquí no hay cupo, mejor vaya a otro lugar´. Fue de: háganle como puedan y pídanle a Dios no morir”.

Nunca, dice el médico, “hemos estado al 100 para combatir al COVID, es una de las causas de tantos meses de dolor” …

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DENSIDAD DE MÉDICOS PARA POBLACIÓN SIN SEGURIDAD SOCIAL (POR CADA MIL HABITANTES): 1.5

Secretaría de Salud: 1.6

IMSS-Bienestar: 0.6 (similar a Sri Lanka o Nigeria)

DENSIDAD DE MÉDICOS PARA POBLACIÓN CON SEGURIDAD SOCIAL: 1.9

IMSS: 1.7

ISSSTE: 2.7

PEMEX, SEDENA, SEMAR: 4.3

Promedio nacional: 1.7

Promedio mínimo estipulado por la OCDE: 3.2

Fuente: INSABI (hasta antes de la pandemia)

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De octubre de 2019 a marzo de 2019, como parte del Programa Médicos del Bienestar, enfocado a comunidades indígenas, se habían contratado: seis mil 249 médicos generales, 438 médicos especialistas, ocho mil 925 enfermeras con licenciatura, seis enfermeras técnicas y 84 enfermeras especialistas.

Fuente: INSABI

havh