Opinión

¿De qué sirve que sea delito y que sean “seres sintientes”?

¿De qué sirve que sea delito y que sean “seres sintientes”?

¿De qué sirve que sea delito y que sean “seres sintientes”?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Como nos tiene acostumbrados, el Estado de California se pone nuevamente a la vanguardia en el tema Bienestar Animal, con ello, además, involucrándose igualmente en el campo de la protección

y trato digno y respetuoso a las criaturas, colocándose así como el primero de la Unión Americana en prohibir tajantemente la comercialización, intercambio y exhibición de productos, artículos decorativos, artesanías y manufacturas de piel provenientes incluso de subproductos de determinada fauna, incluida la marina.

Complejas como suelen ser las leyes estadounidenses, abren de momento excepción para las de vaca, borrego y cabra, PERO, también e inexplicablemente excluyen las de perro y gato que particularmente suelen contener una inmensa mayoría de importaciones chinas. Lo anterior tendrá efecto a partir del primero de enero del 2023 para dar oportunidad de sacar inventarios, ya que a partir de su vigencia será implacable la aplicación de la Ley AB44, con multas muy altas a quienes la violenten.

No satisfechos con la medida, y aunque desde hace 21 años el consumo de carne de caballo es delito en ese territorio, ¡OJO!, considerado la quinta economía más fuerte del mundo, tampoco ningún equino —caballo, poni, mula, burro— ni sus subproductos podrán ser procesados y comercializados para consumo y/o aprovechamiento humanos. La fuerte disposición incluye las subastas de estas especies, que serán fuertemente controladas.

Aplauso entonces a los californianos, sí, y otro más mucho más tronador porque asimismo decidieron que la fauna silvestre queda descartada por completo de todo espectáculo circense y similares, aunque señalando una excepción para caballos y perros.

Y mientras nuestros cercanos vecinos inician un camino de certero respeto y compasión hacia los animales no humanos, aquí en la capital mexicana sucede que aun determinado como delito con penas de cárcel su maltrato y crueldad —según lo especifican los artículos 350 BIS y 350 TER del Código Penal— y pese a que la Constitución de la CDMX los considera “seres sintientes" (sentientes, según María Moliner), resulta que impunemente un ente invadido de desproporcionada crueldad y afán vengativo, identificado como Miguel Ángel Martínez Cortés, con 24 años de edad, fue capaz casi a la medianoche del 8 o 9 de este octubre (no tengo precisa la fecha) y en presencia de testigos, de arrojar al vacío y desde el quinto piso del edificio ubicado en la calle de Anaxágoras #446, colonia Narvarte-Poniente, a una inofensiva y dulce perrita de la raza ­Dachshund, que apenas asomándose a la vida fue sentenciada sin objeto, razón o motivo a una muerte horrenda, e inclusive a saber si de forma instantánea o con agonía aunque fuera de segundos, sin omitir el sufrimiento que seguramente padeció MORITA —así su nombre al que bien sabía responder— mientras caía al vacío, lo que hubiera supuesto un grado más al delito.

Aunque traté de indagar no pude obtener información veraz que me permitiera relacionar la cercanía del tipejo con la chiquita. Sólo estoy al tanto de que tras el criminal acto intentaron lincharlo los vecinos, de no ser porque alguno alertó a la policía de aproximación que de inmediato se dirigió al lugar de los hechos tomando conocimiento de los mismos y remitiendo al infeliz a la Agencia del MP correspondiente, quedando el caso reportado como “MALTRATO ANIMAL” a cargo de la FEDAPUR.

Pese a que el imputado fue reconocido CULPABLE, por increíble que parezca y de conformidad al criterio del Juez en turno, gracias al “nuevo” sistema penal acusatorio y a las bondades que el mismo Código Penal señala para evadir la cárcel, el miserable fue sentenciado solamente a la reparación del daño, misma que ascendió al pago de viles 30 mil pesos, aplicándosele también medidas cautelares para que no se acerque a la familia humana de MORITA ni al domicilio involucrado, determinación que en realidad hubiera debido extenderse al Planeta Tierra ante la peligrosidad del energúmeno.

Tras este inesperado desenlace de caso que aparentaba estar bien armado para rudo y ejemplar dictamen condenatorio, sólo queda esperar que nuestros legisladores locales, y en realidad a nivel federal, trabajen para que estos actos i-rre-pa-ra-bles y de extrema crueldad sean considerados DELITO GRAVE. ¿Quién se apunta? #JusticiaParaMorita

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