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Debemos llegar fuertes a elecciones de 2021: TEPJF

REUNIÓN. Magistrados, encabezados por Felipe Fuentes Barrera, en plática con directivos de Crónica, señalan que el TEPJF brinda la estabilidad democrática que requiere el país. “No buscamos ser populares, sino congruentes, y dar certeza a los actores políticos y a los ciudadanos en las elecciones”, expresa el magistrado presidente.

REUNIÓN. Magistrados, encabezados por Felipe Fuentes Barrera, en plática con directivos de Crónica, señalan que el TEPJF brinda la estabilidad democrática que requiere el país. “No buscamos ser populares, sino congruentes, y dar certeza a los actores políticos y a los ciudadanos en las elecciones”, expresa el magistrado presidente.

Debemos llegar fuertes a elecciones de 2021: TEPJF

Debemos llegar fuertes a elecciones de 2021: TEPJF

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, encabezados por Felipe Fuentes Barrera, aseguran que el Tribunal cumple con un papel fundamental: el de brindar al país la estabilidad democrática que requiere. Señalan también que, “el proceso electoral de 2021 debe llegar con un Tribunal fuerte, construido también a partir de la estabilidad de sus integrantes”.

En plática con personal directivo de Crónica estuvieron los magistrados Felipe Fuentes Barrera, Felipe De la Mata Pizaña y José Luis Vargas Valdez, quienes expresaron sus puntos de vista acerca del Tribunal, su misión y su actualidad, dentro del proceso de consolidación democrática que vive el país.

Aquí el resumen de la sustantiva conversación:

Inició el magistrado presidente Fuentes Barrera, con algunos señalamientos generales. En distintos momentos, los otros magistrados hicieron acotaciones, que dejaron clara la idea de que había consenso sobre esos temas.

“En el Tribunal no aspiramos a ser populares, sino congruentes, y dar certeza a los actores políticos y a los ciudadanos en las elecciones”, comenzó diciendo Fuentes, explicando también por qué su idea no es la de que el Tribunal capte reflectores.

En ese sentido, los magistrados insistieron en la importancia de su labor: “el sistema electoral mexicano es un artículo de necesidad, no de lujo”, y la necesidad de contar con elementos suficientes para su accionar: “el ahorro puede ser como el canto de las sirenas, si con ello se afecta el buen funcionamiento de las instituciones”.

Admiten que hay cierta desafección ciudadana con la democracia, debido a los pobres resultados de los gobiernos, pero subrayan que la democracia es un bien en sí mismo y todos tenemos la obligación de cuidarla.

Explicaron que el TEPJF antes no podía tener control de constitucionalidad; ahora sí. Y hablaron de su eficiencia “No tiene rezago en la resolución de conflictos. En promedio, cada uno tarda 14 días en resolverse”. El Tribunal, añadieron, está comprometido con los derechos ciudadanos, y también con los derechos humanos, como se ha visto en resoluciones que afectan a la comunidad LGBTTI, a los menores de edad y en lo referente a protección a periodistas.

“La certeza jurídica abona a la paz social, a crear un clima propicio para la inversión y para la actividad económica en general”, concluyó el magistrado presidente.

Les preguntamos si no sentían que había un exceso de demandas, que provocaran una judicialización de los procesos electorales.

Respondió De la Mata citando a uno de los impulsores originales del TEPJF, el magistrado José Luis De la Peza: “Hay dos formas de arreglar los conflictos electorales: una es con la ley y un tribunal; la otra es con un garrote”. Consideró que si le llegan muchas quejas al tribunal, “es porque hay confianza en las decisiones que tomemos. Se resuelven miles de asuntos y en muy pocos se genera polémica”.

Lo que sí aceptaron los magistrados es que les gustaría estar menos metidos en los problemas internos de los partidos políticos, que llegan al Tribunal y bien podrían ser resueltos dentro del propio partido.

El magistrado Vargas acotó uno de los problemas a los que se enfrentan: “Los partidos transforman las normas cuando piensan que no son las adecuadas para ellos. Falta madurez a la hora de aceptar resultados, aun cuando el proceso haya sido transparente e imparcial”.

Se les preguntó también acerca de su relación con el actual Presidente de la República. El primero en responder es Fuentes Barrera.

“Hay un diálogo institucional. Siempre ha habido comunicación, la hubo antes y la hay ahora; eso no debe asustar”. El Tribunal no ha recibido presión alguna del Ejecutivo, agrega.

De ahí pasa a comentar algunas iniciativas que se han manejado en el Congreso, como la que pretende reducir el periodo de nombramiento de cuatro de los actuales magistrados… “El Legislativo debe llevar a buen puerto y con visión de Estado los proyectos de reforma sobre el Tribunal, no pueden ser iniciativas con dedicatorias”. Concluye señalando que “el proceso de 2021 debe llegar con un Tribunal fuerte, construido también a partir de la estabilidad de sus integrantes”.

Vargas interviene afirmando que el Tribunal debe darse a respetar ante los actores políticos, porque “hay quienes nos quieren sometidos”. Explica: “Nos corresponde un papel de balance político y de estabilidad democrática. Somos como la caja de fusibles del sistema democrático”.

Una última pregunta es sobre la relación del Tribunal con el INE. De nuevo es Fuentes el primero en tomar la palabra:

“Coincidimos en algo fundamental, que es la defensa de las instituciones”. Abunda:

“A veces les revocamos alguna sentencia y, es obvio, no les gusta, pero es nuestro papel apegarnos a la ley”. Y remata: “Hay muy buena relación con el INE y con la FEPADE, con un constante intercambio de información”.

Vargas nos recuerda que, por el papel que se les ha asignado al INE y al TEPJF, “México es potencia mundial en materia electoral, somos un referente en varias partes del mundo”, y que “además de los múltiples candados para garantizar el respeto a la voluntad ciudadana, hay una fiscalización muy sólida de los recursos de los partidos, para que no haya dinero negro”.

Les preguntamos si hay una conclusión general. La respuesta: “La democracia cuesta, pero cuesta más no tener democracia”.