El fantasma del impeachment, que el presidente Donald Trump creía haber librado, tras salir relativamente ileso de la trama rusa, reaparece con fuerza, pero no por la aparición de la prueba concluyente de que pidió a hackers rusos atacar a su rival Hillary Clinton en las elecciones de 2016, sino por presionar a Ucrania para que investigar a un hijo de Joe Biden, su rival demócrata más peligroso de cara a las elecciones de 2020.

Ayer, Trump admitió finalmente lo que llevaba negando dos días: que mencionó a Joe Biden en una conversación telefónica que sostuvo en julio con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, pero para decir que “no queremos tener gente como el vicepresidente Biden y su hijo creando corrupción a la existente en Ucrania”.

Lo que en ningún momento reconoció ayer Trump fue que hubiera presionado a Zelenski para que iniciara una investigación sobre el hijo menor de Biden, durante la época en que éste trabajó para una compañía de gas ucraniana, como publicó el viernes The Wall Street Journal.

Según el diario, un miembro no identificado de los servicios de espionaje de EU reveló una supuesta coacción telefónica de Trump a Zelenski, quien le habría pedido hasta en ocho ocasiones que alguien de su gobierno se pusiera en contacto con su abogado personal, Rudy Giuliani, para luego recordarle que seguía pendiente de su aprobación un paquete de ayuda militar de Washington a Kiev.

Días después de la llamada telefónica, Giuliani se reunió con un funcionario de la fiscalía de Ucrania en París y luego con un asesor de Zelensky en Madrid, sin que haya trascendido de qué hablaron en ambos encuentros, como informó The Wall Street Journal.

“Igualar su maldad”. Preguntado sobre si el escándalo podría acabar en un proceso de destitución del presidente (impeachment), el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff, respondió afirmativamente.

“Si el presidente está reteniendo ayuda militar mientras intenta intimidar a un líder extranjero para que haga algo ilícito como sacar trapos sucios de su oponente durante una campaña presidencial, entonces puede que el único remedio sea igualar la maldad que esa conducta representa”, declaró­ ­Schiff a la CNN.

“Nueva etapa”: Pelosi. Por su parte, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien ya en anteriores ocasiones soportó la presión de sus compañeros demócratas para que autorizara un impeachment contra Trump, esquivó de nuevo la palabra, pero exigió a la Casa Blanca que entregue de inmediato todo lo relacionado con el escándalo, advirtiendo que si se negaba a hacerlo abrirá una “nueva fase” en su investigación en torno al mandatario, cuando queda poco más de un año para las elecciones de noviembre de 2020.