
Investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) desarrollan un tratamiento a base de curcumina (extraída de la cúrcuma) que contrarresta enfermedades crónico-degenerativas como el Alzheimer o Parkinson. Los científicos han extraído las propiedades antiinflamatorias y antioxidativas de esta planta para la elaboración de lo que sería un medicamento complementario en el tratamiento de este tipo de padecimientos.
De acuerdo con Mario Alberto Ramírez Herrera, investigador del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la UdeG, la curcumina se ha utilizado en la medicina tradicional de la India desde hace siglos, en tanto que la investigación científica refiere que existen más de 9 mil estudios científicos que han avalado y documentado actividad de la molécula como antioxidante y antiinflamatorio.
El científico explica en entrevista que han probado la curcumina para controlar el daño oxidativo e inflamatorio, procesos presentes en todas las enfermedades crónico-degenerativas, aunque cada una tiene su propio mecanismo de daño, ya sea por su acción al alterar o modificar el funcionamiento celular. Añade que el fármaco que desarrollan sería un complemento terapéutico que no sustituye el tratamiento regular, pero que contribuye a mejorar la condición de personas con este tipo de padecimientos .
El procedimiento para el desarrollo del medicamento consistió en la extracción de la molécula a partir de la cúrcuma, para después realizar una caracterización; posteriormente, la incorporaron en el alimento de animales de laboratorio a quienes se les desarrollaron diferentes niveles de daño, como la infusión crónica de Beta-amiloide en el cerebro —con el objetivo de reproducir algunos de los daños que provocan el Alzheimer: daño oxidativo, muerte neuronal y la formación de placas Beta-amiloide—. Los investigadores agregaron a la formulación otro compuesto llamado Myo-Inositol con el objeto de potenciar las propiedades de la curcumina.
El Myo-Inositol se encuentra presente en cereales y algunas frutas. En principio fue considerado como la vitamina V8, pero al detectar que el organismo es capaz de producirlo fue descartado de esta clasificación. El científico explica que no se había detectado que con el avance de la edad dejamos de sintetizar esta sustancia y su deficiencia contribuye a que se presenten estas patologías.
Ramírez Herrera refiere que el medicamento podría administrarse vía oral mediante cápsulas, suspensiones o emulsiones, como una preparación farmacéutica (médica) así como nutracéutica (alimenticia). Para lograr su comercialización, añade, será pertinente obtener los resultados de las evaluaciones en pacientes que serán seleccionados para las pruebas. Ahora, los investigadores se encuentran en esta etapa y tienen acercamientos con investigadores de áreas clínicas para ver la factibilidad de desarrollar estos estudios.
“Al mismo tiempo también desarrollamos otros estudios en modelos animales donde reproducimos el cuadro de daño oxidativo e inflamación generados por otros medios agresores, como la exposición al ozono ambiental”. El especialista explica que el ozono como el que respiramos en las ciudades contaminadas no sólo genera cuadros de ansiedad crónica, manifestaciones de depresión, dificultades en la consolidación de la memoria a corto y largo plazo, así como trastornos del sueño, sino además enfermedades crónico-degenerativas que a su vez exacerban estos padecimientos.
“En los estudios que realizamos en laboratorio, desarrollamos un modelo de daño de ozono para crear una atmósfera contaminada que se ajusta a las concentraciones que se respiran en ciudades, que es en promedio 0.7 partículas por millón”. El científico recordó que el ozono y la contaminación atmosférica contribuyen al desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas, al igual que muchos otros factores como los hábitos alimenticios, estrés, pesticidas, factores físicos, además de la carga genética de cada persona que puede hacerla más susceptible a desarrollar los padecimientos.
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