Cultura

Describen rituales de la cultura chimú para frenar inclemencia meteorológica

En el año 1450, esta civilización sufrió por las fuertes lluvias y para que terminaran, realizaron sacrificios humanos. Se han encontrado más de 200 restos óseos en la costa norte de Perú: Gabriel Prieto.

El Colegio Nacional
El Colegio Nacional El Colegio Nacional (La Crónica de Hoy)

En el año 1454 hubo un clima extremo en el país: primero, grandes heladas echaron a perder la cosecha de maíz y después, una ola de calor generó sequías y hambre. De manera contraria, ese clima extremo se manifestó en Perú con fuertes lluvias causadas por el fenómeno de El Niño, no obstante, los pobladores de ambas regiones realizaron sacrificios de niños para pedir a sus dioses parar la inclemencia meteorológica.

Dichos rituales de sacrificio se tienen documentados con el hallazgo de restos óseos de 42 niños en la zona arqueológica de Templo Mayor (Centro Histórico de la Ciudad de México) y con más de 200 restos óseos en la costa norte de Perú.

Así lo externaron los arqueólogos Leonardo López Luján, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y Gabriel Prieto, investigador de Universidad de Florida en Gainesville, la noche del jueves en El Colegio Nacional durante la conferencia Ceremonias de sangre y sacrificios humanos en la costa norte del Perú: el caso de los chimúes.

López Luján detalló que hace casi 40 años en una esquina del Templo Mayor, encontraron una ofrenda con restos de 42 niños, cuyas edades eran de 2 y 7 años con padecimientos de anemia y gastrointestinales. Además, hallaron una lápida con el glifo del año 1454, es decir, del reinado de Moctezuma I.

“En la Cuenca de México se sacrificaban niños en honor al dios de la lluvia en escenarios como cerros e islas. Eran infantes de entre 3 y 8 años, y éstos eran degollados, ahogados y a veces se les introducía en una cueva y se les dejaba morir por inanición”, comentó el arqueólogo y Premio Crónica.

Lo que más le sorprendió a López Luján es que entre los escenarios no se mencione al Templo Mayor y que los sacrificios de dicha ceremonia sean de uno a cuatro niños.

“Las fuentes mencionan que hubo una helada tremenda y después, una enorme sequía que afectó la germinación y crecimiento de maíz. El tlatoani redistribuyó la riqueza, durante un año repartió entre la población tamales y atole, pero se acabó la comida y Moctezuma hizo un último banquete. Las fuentes dicen en náhuatl que la gente se aconejó o atotonacó, porque en el año 1 conejo mucha gente se fue a vender o vinieron totonacos a comprar gente”, detalló.

Esa sequía fue comprobada a través de los árboles más antiguos de la Ciudad de México.

“Los árboles crecen en anillos concéntricos cada año, entonces contándolos podemos calcular la edad del árbol; además el ancho del anillo varía en función de la humedad del suelo y temperatura, gracias a eso podemos saber cuándo hubo una sequía. Los especialistas han estudiado dos árboles longevos y han determinado que los anillos más delgados por falta de humedad y por frío son en el año de 1454”, dijo López Luján.

Así, se confirma la existencia de una catástrofe climática y que los mexicas sacrificaron niños “porque si lloraban era augurio de que habría copiosas lluvias”.

“En este sitio hemos encontrado un total de 137 niños y niñas que fueron sacrificados en el año 1450 y su característica principal es que fueron enterrados con una llama joven, de entre 3 y 6 meses, las cuales suman 205. La preservación es bastante buena, los niños conservaban pelo. También encontramos los restos de tres adultos”, explicó.

Los niños fueron sacrificados en una ceremonia, en donde les cortaron el esternón para abrir la caja torácica. “La interpretación lógica es que fue para extraer el corazón. En los niños no hay huellas de error, se ve el corte limpio, es decir, detrás de ese sacrificio había un experto en sacrificar niños o seres humanos”, comentó Gabriel Prieto.

Sobre los adultos hallados, dos son mujeres de entre 18 y 25 años de edad que fueron ahorcadas con las rodillas hacia abajo, en acto de suplicio. Los otros restos son de un individuo masculino de aproximadamente 40 años de edad que posiblemente fue el sacrificador.

A la pregunta ¿por qué se sacrificaron a los niños?, Prieto respondió que hay una asociación al fenómeno de El Niño.

“Los chimúes posiblemente estaban experimentando una crisis económica, social y política fuerte. En el sitio hemos encontrado una gruesa capa de barro sobre la arena que sugiere que hubo una lluvia en el momento mismo del sacrificio. Tuvimos la gran suerte de que en el momento de la excavación encontramos huellas secas tanto de los niños como de las llamas, por ejemplo, una llama caminó en círculos esperando su momento de sacrificio”, detalló.

Lo anterior, agregó, confirma que las víctimas llegaron vivas a ese espacio, ahí se sacrificaron y enterraron.

“Nosotros no tenemos datos históricos, pero con base a las fechas de radiocarbono hay una consistencia del año 1400-1450. Entonces, estamos encontrando los dos polos de crisis global en la que dos sociedades reaccionaron casi de la misma manera, pero por un efecto opuesto: mientras en Perú se quería frenar las lluvias, en México estaban pidiendo por más lluvias. Ahí vemos la conexión que tenemos de dos sociedades complejas”, destacó.

Gabriel Prieto también habló de un sitio donde, hasta el momento, han registrado los restos de 400 llamas y 232 niños, entre ellos, tres infantes de élite por sus tocados con plumas, pectorales y camisas de fina manufactura; además de un reciente sitio donde han hallado más de 50 niños sacrificados.

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