
De forma inesperada, el primer ministro del Líbano, Saad Hariri, dimitió a su cargo y, en un discurso televisado desde Arabia Saudita, denunció que se preparaba un atentado contra su vida y criticó la injerencia de Irán en su país y en el mundo árabe.
Hariri, quien ocupaba el cargo desde diciembre del 2016, aseguró que el Líbano vive un clima “similar” al de 2005 en los días previos al asesinato de su padre, el entonces premier Rafic Hariri, quien murió en un atentado por el que son juzgados cinco miembros del grupo chiita libanés Hezbolá en el Tribunal Especial para el Líbano.
Al Arabiya informó que las fuerzas de seguridad libanesas frustraron hace unos días un atentado contra Hariri en Beirut y reveló, sin identificar sus fuentes, que los autores del complot desconectaron las cámaras de las torres de vigilancia que había en la ruta por donde iba a pasar la comitiva oficial.
Su dimisión abre un interrogante sobre la continuidad de la coalición de gobierno, formada por partidos de todo el arco parlamentario, desde grupos antisirios, como el Movimiento 14 de Marzo que lidera Hariri, hasta el propio Hezbolá.
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