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El periódico insurgente que Andrés Quintana Roo creó en 1812 para informar sobre el movimiento de Independencia, la publicación por entregas que Justo Sierra O’Reilly hizo de La hija del judío, considerada la primera novela del país y las ediciones diarias de los periódicos El Siglo Diez y Nueve y El Monitor Republicano, son documentos que forman parte de la Colección de Publicaciones Periódicas Mexicanas de la Hemeroteca Nacional de México 1728-1917, recientemente inscrita ante la UNESCO como Registro Memoria del Mundo de México.
Dicho acervo se compone por un total de 439 títulos de revistas y periódicos que en sus páginas narran la historia de México durante los siglos XVIII y XIX. Físicamente la colección se resguarda al interior de Ciudad Universitaria y electrónicamente se puede consultar desde el portal: hnm.unam.mx
“La gran plataforma de nación que vinculó a los mexicanos fue a través de los periódicos, la prensa y las revistas. Fue la primera forma de empezar a asociarnos como cultura unificada, creo que la inscripción de la UNESCO es una premiación a esa tradición que tenemos, que viene desde el siglo XVIII y que se van traduciendo a principios del siglo XIX en dos vertientes muy claras: por un lado las revistas, prensa y periodismo enciclopédico divido por áreas y disciplinas, y por otro lado, las revistas que empiezan a surgir desde la lucha misma de la Independencia”, destaca Pablo Mora Pérez-Tejada, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM.
Además, añade, la certificación también reconoce el desarrollo tecnológico que vivió el país, desde la producción de papel, hasta la maquinaria, los tipógrafos y los tirajes empleados. “Es un reconocimiento a una riqueza que tenemos en México, particularmente a los orígenes de la tradición de la cultura impresa y documental”.
La inscripción de los periódicos y revistas nacionales también incluye las misceláneas, es decir, revistas que perduraron poco como las literarias pero que fueron representativas en la construcción de la República. “En ese sentido, hay que decir que al igual que la Biblioteca Nacional es hija de la República, la Hemeroteca Nacional, también lo es”, señala Mora Pérez-Tejada.
¿Por qué?, la explicación es sencilla: cuando Benito Juárez llegó al poder, una de las primeras medidas que tomó fue crear la Biblioteca Nacional y a la par emitió un decreto que obligaba a los impresores de México a entregar dos ejemplares de todo lo que produjeran, es decir, en aquella época se trataba de libros y periódicos.
Después, en 1912 el entonces director de la Biblioteca Nacional, Rogelio Fernández Güell, decidió separar los periódicos de los libros y ello dio origen a la Hemeroteca Nacional, creación que fue formalizada en 1944 bajo el gobierno de Manuel Ávila Camacho.
¿En dónde se puede consultar la Colección de Publicaciones Periódicas Mexicanas de la Hemeroteca Nacional de México 1728-1917? En el circuito de la zona cultural de Ciudad Universitaria, al interior del edificio que alberga la Hemeroteca Nacional, la Biblioteca Nacional y el Instituto de Investigaciones Bibliográficas.
La Biblioteca Nacional de México cuenta con dos colecciones ya reconocidas como Memoria del Mundo de la UNESCO:
Incunables americanos: Colección de libros impresos en México durante el siglo XVI existente en los acervos de la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Cervantina. De ese reconocimiento, la Biblioteca Nacional resguarda la Colección de impresos mexicanos del siglo XVI, que ostenta el reconocimiento de Registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, declaratoria 2003
La Colección Lafragua: ostenta el Registro de Memoria del Mundo, declaratoria 2005.
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