Opinión

Drogas. La sospechosa ofensiva gringa

Drogas. La sospechosa ofensiva gringa

Drogas. La sospechosa ofensiva gringa

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Estados Unidos no combate al narcotráfico, lo administra según sus intereses geopolíticos, los cuales cambian cada tanto, pero conservan un rasgo común: asegurar la hegemonía de Estados Unidos, de sus fuerzas armadas y en general de sus negocios.

Cada agencia del gobierno yanqui tiene su propia estrategia y pocas veces coinciden. La DEA y la CIA, por ejemplo, han tenido choques que trascienden la clandestinidad y se convierten en escándalo público internacional. Sirva lo anterior de introducción, para ubicar el anuncio del presidente Donald Trump de que su gobierno ha puesto en marcha una gran movilización antinarco para prevenir que los cárteles de la droga saquen raja de la pandemia de coronavirus para realizar mayor tráfico de drogas.

Lo que dijo Donald fue: no dejaremos que los narcos se aprovechen de la crisis del virus. Para lograrlo se duplicará el número de barcos militares y soldados en toda América Latina. Según la prensa internacional dio los siguientes pormenores: “Estamos desplegando destructores, barcos de combate, helicópteros, aviones de la fuerza aérea para labores de vigilancia y patrullas de la Guardia Costera, duplicando nuestras capacidades en la región”, ha afirmado Trump. Creemos que se puede interceptar la droga antes de que llegue a las costas”.

Ya veremos qué números arroja al final del día el operativo, aunque lo cierto es que al narco se le puede combatir de muchas maneras que Trump no toca, como por ejemplo el lavado de dinero de los cárteles en los circuitos financieros de Estados Unidos. Circulan un montón de historias de afamados narcos mexicanos que a cada rato depositan toneladas de dólares en bancos ubicados en la franja fronteriza con México. Ahí, los directivos de los bancos los tratan como mecenas, como adalides de la democracia porque les dan su dinero manchado con sangre para que ellos, los banqueros gringos, lo manejen a su entero gusto. No sólo hablo de capos, sino de políticos cómplices. EU sabe quiénes son, pero los deja trabajar sin molestarlos.

El segundo aspecto es desde luego el tráfico de armas. Las armerías gringas, en particular las de Texas, han surtido desde hace lustros a las bandas criminales dedicadas al trasiego de drogas. Después de una matanza y cuando se analizan las armas usadas es sencillo detectar su origen. El tráfico masivo de armas de todo tipo, pero sobre todo fusiles de asalto, está documentado, pero sigue adelante.

Otro aspecto son las intocadas redes de distribución de drogas por todo ese inmenso país. Eso hace posible que en menos de 24 horas un cargamento que cruzó la frontera se distribuya por la nación, incluidas sus escuelas de educación media superior y sus universidades. Lo anterior quiere decir que hay una corrupción campante y que muchos de los uniformados también son cómplices. No es posible saber cuántos, pero son muchos. También influye que aunque saben con exactitud la localización y tamaño de los sembradíos de amapola y coca en el continente se reserven esa información. Sus satélites captan las imágenes y se las guardan para usarla después con lógica política.

Por último, pero no al final algo que debería ir al principio: el voraz apetito de drogas que tiene la población en Estados Unidos no declina y en la cuarentena mucho menos. Esa gente sin drogas en el encierro es un peligro para la seguridad interior.

jasaicamacho@yahoo.com
Twitter: @soycamachojuan