Opinión

Dueños de tribus se aferran al cascarón del PRD

Dueños de tribus se aferran al cascarón del PRD

Dueños de tribus se aferran al cascarón del PRD

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Durante el XV Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), efectuado este fin de semana, se aprobaron, mediante el madruguete de las cúpulas, reformas estatutarias que entre otras cosas  disuelven a las diversas expresiones internas, no para unificar al partido, como algunos han dicho, sino porque el grueso de la militancia ha dejado de creer en los cinco dueños del Sol Azteca, mismos que con su torpeza electoral lo llevaron a la debacle y a los peores resultados de su historia.

Por cierto, dicho Congreso reventó ante el descontento de los congresistas, que conformaron un bloque alterno y opositor a la andanada cupular, que buscaba a toda costa que los cinco dueños perdieran el control del PRD y sus órganos, tal y como perdieron el respeto que algún día les tuvo la militancia. Por ello, se sacaron de la manga la fabulosa idea de abrogar el actual estatuto, con una aprobación de mayoría simple de los presentes y no por mayoría calificada como lo mandata el Instituto Nacional Electoral (INE), es decir, bastaron 500 votos de los más de 1600 congresistas para implementar tal tropelía que, entre otras cosas, garantiza el blindaje para perpetuarse en el cascarón del PRD.

Con este nuevo estatuto se suprime al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) para crear una “Dirección Nacional Extraordinaria” encabezada por cinco escribanos a quienes no se les tiene permitido alzar la voz sin antes ser autorizados por sus respectivos patrones y dueños de lo poco que queda de Nueva Izquierda, Alternativa Democrática Nacional, Foro Nuevo Sol, Galileos y algo de lo que ya no sabemos qué es pero que algunos le dicen Vanguardia Progresista, y lo lamentable es que dicha dirección tendrá facultades plenipotenciarios para dirigir al partido, controlar los recursos materiales, financieros y humanos y organizar la elección de renovación de dirigencias nacionales y estatales con la anuencia o instrucción de los autollamados dueños del “nuevo PRD”.

La adhesión del siguiente texto al artículo 8 de los estatutos, que a la letra dice lo siguiente: “Queda extinto cualquier método de control y representación, derivado del conjunto de personas afiliadas que se agrupen en torno a un mismo ideario y concepto. La única forma de toma de decisiones legítima y legal es la que surja de las instancias, y sólo mediante los métodos democráticos estatutariamente reconocidos...” no sólo termina con las corrientes internas, sino que cierra la puerta a los disidentes y a las distintas ideologías; a los jóvenes y a la diversidad sexual y cultural y le otorga a dicha dirección nacional un poder absoluto.

El apetito de los cinco perdedores nacionales que siempre han temido al relevo generacional, los ha llevado a desconocer a sus liderazgos territoriales, toda vez que, como lo marca el aún estatuto vigente, en una elección interna, éstos hubieran quedado completamente borrados del mapa perredista en todo el país, por lo que terminaron haciendo de las suyas en un Congreso amañado con el único objetivo de mantener sus canonjías y seguir viviendo de lo poco que queda del PRD.

Esta acción dejó ver la ambición de poder de los cinco que siempre se enfocaron más en la vida interna del PRD que en las causas sociales de los mexicanos que dieron origen a este partido, de lo contrario, tanto el Consejo Nacional como el reciente Congreso, hubiesen sido oportunidades para corregir, entre todos, el rumbo y reflexionar sobre las elecciones de este año y cuyos resultados relegaron al partido hasta la cuarta fuerza política, dejándolo a dos puntos de perder el registro al obtener apenas el 5% de la votación, tomando en cuenta que el mínimo para conservarlo es el 3%.

En lugar de interpretar el mensaje que la ciudadanía dio de manera tajante el pasado primero de julio, el Congreso Nacional sólo sirvió para mostrar a los medios y a la ciudadanía en general, una síntesis de lo que ha sido el partido en muchos años: sombrerazos, empujones, golpes, zafarranchos y discusiones estériles que han colocado al Sol Azteca en su nivel más bajo desde el año 2000, al obtener apenas 20 diputados en San Lázaro y perder tres de los cuatro estados que gobernaba por sí solo, gracias a estos cinco que pareciera, una vez más, se salieron con la suya.

Lejos quedó aquel partido de la gente y por el que vale la pena luchar, desde la cúpula han rezagado aquellas causas sociales que prevalecen sólo en algunos comités estatales o municipales y que han tenido que navegar a contracorriente, toda vez que ellos sí tienen contacto con la militancia, pilar que lamentablemente y por intereses personales, han desconocido quienes se autoproclaman los dueños del “nuevo PRD”.

Twitter: @julioc_moreno