
El parque natural de Las Peñas es el orgullo jilotepequense. Es uno de los lugares que más presumimos los oriundos de Jilotepec, Estado de México. He llevado a decenas de amigos a conocerlo, acampado varias veces e intentado —sin éxito— escalar en sus grandes rocas, atractivo para miles de escaladores de todas partes del mundo. Hoy, ese lugar se encuentra en peligro.
Existe un programa aprobado por Probosque para talar más de 50 mil árboles en 372 hectáreas, de las mil 075 hectáreas, es decir se cortaría el 30 por ciento de la superficie forestal del parque en un periodo de 10 años.
El programa es considerado por el organismo estatal como “manejo forestal nivel avanzado para el aprovechamiento de recursos forestales maderables” e inició el 22 de noviembre de 2017, sin embargo, públicamente se conoció hace un par de meses por la divulgación de un video donde se denunciaba la tala.
Este 6 de mayo se realizó una marcha ciudadana y pacífica a la que asistieron más de mil personas para exigir a las autoridades frenar el proyecto y que explicaran el programa. La protesta tuvo resultados a corto plazo, hasta el momento se encuentra en pausa el proyecto. Empero, todavía hay muchísimas cuestiones que Probosque, Semarnat y Profepa deben explicar.
Las Peñas es el hábitat de al menos 12 especies de flora y fauna en peligro de extinción, entre las que destacan el falso camaleón de montaña, la serpiente de cascabel cola negra y el árbol madroño rojo, según el grupo Biodiversidad Jilotepec.
En el documento del proyecto, al que tuvo acceso el grupo, gracias al Infoem, Probosque reconoce sólo dos especies en peligro de extinción que habitan en Las Peñas y el estudio realizado en la zona tiene errores básicos, por ejemplo, refieren que la serpiente cascabel cola negra es ovípara cuando es vivípara, o afirma que la serpiente sólo come insectos cuando su alimentación es a base de roedores y pájaros.
Los estudios que originaron el programa tienen errores y no fundamentan la autorización de un manejo realmente sustentable y sobre todo de protección a la flora y fauna de Las Peñas.
En la tala de árboles que se realizó de noviembre a mayo no se cumplieron los métodos correctos de tala. Se cortaban bloques de metros cúbicos y después se trozaban, afectando a las plantas y animales alrededor. Cuando los grupos ambientalistas y expertos cuestionaron las malas prácticas en las mesas que se han realizado, Probosque sólo señaló que las prácticas dependen de “la buena conciencia del talador”.
La ciudadanía organizada y sobre todo asesorada por expertos siempre será un contrapeso a las políticas y proyectos que ponen en peligro los recursos naturales. Probosque debe reconsiderar la realización del proyecto que atenta contra la fauna y flora del lugar, contra el medio ambiente y contra un espacio de recreación y deporte para los ciudadanos. Talar 50 mil árboles sin un proyecto bien fundamentado y realmente sustentable es un ecocidio.
Profepa y Semarnat también tienen que sumarse a las mesas de negociación que se reanudarán en las próximas semanas entre expertos, ciudadanos y Probosque. Deben garantizar la sustentabilidad del proyecto a la ciudadanía o cancelarlo por completo. Los jilotepequenses lo exigimos.
@wendygarridog
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