Opinión

Ecología, ética y sustentabilidad

Ecología, ética y sustentabilidad

Ecología, ética y sustentabilidad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Uno de los resultados más relevantes, pero poco difundidos, de la Cumbre de Río+20 en 2012, fue el reconocimiento de que actualmente somos más insustentables. Veinte años después de la Conferencia sobre medio ambiente humano y desarrollo que tuvo lugar en la misma ciudad —cuando se firmaron la Agenda 21 y los Convenios internacionales de cambio climático, de biodiversidad y de lucha contra la desertización—; y más de cuarenta después de la Conferencia de Estocolmo en 1972, llevamos más de cuatro décadas intentando, explícitamente en la arena internacional, frenar el deterioro ambiental y la devastación de ecosistemas y hábitats que hemos generado los seres humanos con nuestra civilización del Holoceno.

Las fuerzas conductoras de esta situación ambiental, que alcanza todos los rincones de la biosfera, son muy poderosas: los modos dominantes de consumo y producción; el crecimiento económico; la globalización de la economía; el crecimiento urbano; y, especialmente, la dinámica demográfica. Homo sapiens ya suma alrededor de 7 mil 300 millones de habitantes en toda la Tierra y hacia 2050 sumaremos alrededor de 9 mil 500 millones. Se requerirán muchos más alimentos, energía y agua para satisfacer las necesidades de nuestra aldea global de crecimiento exponencial.

Entretanto, la desigualdad se profundiza —como lo demuestra claramente Thomas Piketty— y la pobreza se acrecienta mientras un puñado de unos cuantos cientos de familias poseen la mitad de la riqueza global.

¿Qué hacer ante desafíos de este tamaño? ¿Cómo frenar las tendencias? Ya que no tenemos el poder para dar un golpe de timón definitivo, promovemos que los conocimientos científicos constituyan la conciencia crítica de las políticas públicas y corporativas; traducimos estos conocimientos de tal forma que sean comprensibles para los tomadores de decisiones y aplicables en la formulación de políticas públicas y privadas; nos entrometemos en todos los frentes posibles para difundir la noticia de que estamos en línea de choque contra la Naturaleza y la humanidad misma. Es lo que hemos logrado hacer en muchos de los espacios creados y desarrollados en la Organización de las Naciones Unidas, muchos otros organismos internacionales y en instituciones nacionales. Es lo que se ha logrado, a partir de Estocolmo 1972, con la creación de ministerios de medio ambiente y desarrollo sustentable. Esfuerzos que se despliegan desde las universidades y las organizaciones de la sociedad civil en defensa de los derechos humanos y el derecho a un medio ambiente sano.

¿Es suficiente para cambiar al mundo? No. Pero hasta la fecha no contamos con más. Nuestro optimismo, difícil de sostener, descansa en que cada vez somos más las personas, en todo el mundo y de todas las edades, que comprometemos nuestro qué hacer en el sentido de frenar las tendencias de degradación de ecosistemas y de la biosfera —así como, por supuesto, de frenar las tendencias que acrecientan la pobreza y la desigualdad. Sobre todo, cuando cada vez hay más jóvenes encaminados en este sentido. Es lo que denominamos empujar al mundo en la dirección correcta.

Pero, aunque cada vez somos más, en realidad somos muy pocos y muy diversos, comparados con esa inmensa humanidad que lucha todos los días, antes que otra cosa, por mantener un empleo, asegurar un ingreso y vencer la amenaza de la pobreza.

En este contexto, recientemente, el profesor Víctor Toledo, investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, publica un artículo que, siendo de interés público—en qué frentes vale la pena desplegar, o no, esfuerzos para empujar al mundo en la dirección correcta— lo pudre derivando en descalificaciones a la integridad moral de quienes (Sarukhán, Carabias, Ezcurra, Ceballos, etc.) actúan en una gran diversidad de frentes. Seguramente, la inexperiencia de Víctor en los sectores público y privado le impiden darse cuenta que existen muchas más ventanas de oportunidad para promover las ideas fuerza de la sustentabilidad del desarrollo, que las que él ha descubierto, desde su purísimo cubículo universitario. hasta la fecha

*Coordinador Editorial del Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente

glocalfilia@gmail.com

www.ceiba.org.mx