Opinión

Educación superior y ciencia: lo que debe ocurrir en la nueva administración*

Educación superior y ciencia: lo que debe ocurrir en la nueva administración*

Educación superior y ciencia: lo que debe ocurrir en la nueva administración*

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las propuestas del gobierno actual en relación directa con la educación superior se pueden resumir en una frase: enseñanza gratuita, con máxima cobertura y calidad. México ya ofrece educación gratuita a todos los niveles. Sin embargo, para estándares internacionales, ésta es deficiente. Lo que es peor, también es inaccesible para los sectores más desfavorecidos, perpetuando así la desigualdad social, uno de nuestros principales problemas.  Por ejemplo, hoy sólo se cubre al 60% del nivel medio-superior y al 30% del nivel superior. Más aún, este último valor cae al 10% cuando se trata del quintil de menores ingresos. Es decir, en esta última categoría, sólo uno de cada diez jóvenes llega a la licenciatura, y de ellos menos de la mitad concluye.

En años recientes México ha logrado transformarse de ser un país exportador de materias primas, a uno manufacturero. Sin embargo, como veremos más adelante, el avance tecnológico acelerado hace inminente el desempleo masivo de la mano de obra maquiladora que hoy constituye nuestra principal fuente de riqueza. Así, es urgente elevar la escolaridad de la juventud mexicana muy por encima de los 9 años obligatorios, no como un lujo, sino como una estrategia de supervivencia. Ya que la oferta educativa privada se encuentra al límite de la demanda de quien la puede pagar, esta misión sólo la puede enfrentar el Estado, y la oferta del nuevo gobierno es que ésta será gratuita.

El tercer concepto del proyecto, que esa educación sea además de calidad, es el más difícil de alcanzar. Hasta ahora se han mencionado dos estrategias: aumentar la capacidad de las universidades existentes, y crear nuevas universidades. En los últimos meses hemos visto un tránsito en el énfasis, de la primera a la segunda opción, con la oferta de crear 100 nuevas universidades. No parece fácil, pero es mejor que la de eliminar el examen de admisión en las existentes, por el inevitable impacto que esto tendría en la calidad, cuya garantía es parte importante del propio proyecto.

En todo caso, es un hecho que la educación superior adquiere su máxima calidad cuando está vinculada con la investigación científica, en su sentido más amplio, que incluye las humanidades, las ciencias duras y blandas, así como  la tecnología.

Sobre ello quisiera recordar que en agosto pasado se entregó al, entonces, Presidente Electo una propuesta de agenda de CTI elaborada por más de 80 instituciones públicas y privadas. Con el concepto de que la educación basada en la investigación es la herramienta más eficiente para generar progreso económico, la agenda postula: a) que en México la investigación en CyT se hace principalmente en las instituciones públicas de educación superior así como en los centros públicos de investigación; b) que, por lo tanto, un plan de desarrollo que propone intensificar la generación de nuevo conocimiento, necesariamente involucra un mayor apoyo a esas instituciones; c) lo anterior pasa por la formación y contratación de nuevos profesores/investigadores, así como la repatriación de quienes han emigrado; d) también es necesario fomentar la vinculación con el sector privado, como parte de la formación de nuevos expertos, desde el nivel de licenciatura hasta el posdoctorado; e) que el entrenamiento, la versatilidad y la calidad de estos recursos humanos requiere fomentar, también, su movilidad nacional e internacional; f) que en este proceso se requiere definir estrategias tendientes a maximizar la oportunidad futura de integración para los nuevos cuadros al sistema nacional; g) que el proceso debe incluir un seguimiento constante por la vía de la  evaluación; y h) que también es indispensable involucrar acciones tendientes a fomentar la equidad de genero, disminuir la desigualdad social, así como revertir la fuga de cerebros. Al tratarse de una propuesta tan consensuada y que hoy es del dominio público, no puedo hacer más que invitar a quien aún no lo ha hecho, a que la lea: www.dgcs.unam.mx/CTI-180822.pdf

Sin embargo, la educación y la ciencia también se vinculan en sentidos no considerados explícitamente en ese documento. Me refiero a los cambios que requerirá la educación en México ante el inminente impacto del desarrollo científico-tecnológico acelerado. Con el acceso creciente a un gran volumen de información abierta vía medios electrónicos, a nivel mundial hay una marcada tendencia hacia abandonar el modo tradicional de educación pasiva. La interactividad resulta ser un estimulante para alumnos de todas las edades, que es de especial relevancia para los niveles ­medio y superior. Para ellos el aula ha evolucionado de ser un lugar de entrenamiento vía la memorización, teniendo como ideal  la erudición, a uno en que se fomenta el pensamiento crítico, teniendo como valor la creatividad. Por ejemplo, con un amplio acceso a información acumulada de manera cibernética, conceptos tradicionales como la memorización de operaciones, desde las tablas de multiplicar hasta las de integrales, han sido sustituidos por el uso de calculadoras y computadoras capaces de multiplicar en un instante cualquier par de números, o integrar funciones no-analíticas por métodos numéricos.

Hablando de la educación en México, el paso de la memorización a la creatividad, impulsado por el progreso tecnológico, no ha resultado trivial por varias razones. Una de ellas es la falta de medios materiales, entre ellos los que permiten la conectividad de sólo el 32% de las escuelas, excluyendo especialmente a las rurales. Sobre ello, se pueden recordar esfuerzos gubernamentales como los 70 mil pizarrones inteligentes de finales del período de Vicente Fox, o las 700,000 tabletas digitales de finales del sexenio de Felipe Calderón. La relevancia de estos números, sin embargo, debe juzgarse desde la perspectiva de los más de 200,000 planteles con más de 25 millones de estudiantes, tan sólo en el nivel básico, al que fueron dirigidas tales iniciativas. Dicho sea de paso, las aulas mexicanas son las más pobladas de la OCDE con 32 alumnos por grupo, duplicando la media del resto de los países miembros. Esto garantiza que, aún si se hubiera tratado de una tableta por salón, en la práctica sería imposible su acceso a nivel individual.

Muestra innegable de que México se encuentra rezagado en ese rubro es que sólo un 60% de los alumnos que participaron en la prueba PISA utilizaron una computadora como parte de su educación, que debe ser comparado con el 90% de países como Turquía, Holanda, Australia y Noruega. Lo anterior sin olvidar que nuestro país sigue estancado en los últimos lugares de la OCDE, tanto en los resultados de la mencionada prueba, como por la tasa de matriculación de jóvenes de 15 a 19 años en el nivel superior. La falta de conectividad también limita a aquellos que pudiesen optar por el sistema de educación en línea para elevar sus conocimientos de manera independiente. Como ya se mencionó, el acelerado avance tecnológico hoy amenaza con iniciar una desocupación masiva. México debe tomar acciones urgentes para reducir el impacto de esos cambios. De otra manera, ya no se tratará de aprovechar la tecnología para la educación, sino de que la tecnología nos rebase de manera irremediable. Sin los medios necesarios, nuestros alumnos de educación básica se alejarán aún más de los conceptos cada vez más elaborados que deberán manejarse en los niveles medio y superior, vinculados con la investigación científica y tecnológica.

En un país cuyas productividad laboral y competitividad están entre las más bajas de la OCDE y decrecen, el inminente impacto del avance tecnológico global acelerado hace igual, o más urgente, un esfuerzo en pro de incrementar la calidad de la educación, tanto básica como superior.

Concluyo enfatizando que el vínculo de la educación con la ciencia y la tecnología es prioritario, por la velocidad a la que estas últimas progresan. Saber leer, escribir y contar, seguirá siendo importante, pero sin duda ha dejado de ser suficiente para garantizar el progreso futuro de nuestro país.

*Ponencia en el panel: Retos de la educación frente al nuevo acuerdo educativo. XXXII FIL, Guadalajara, 24/11/18