La creación de las redes sociales, han permitido transitar a una inédita forma de comunicación e interacción entre las personas, rebasando las barreras del espacio-tiempo y de las fronteras idiomáticas y culturales, lo que ha dado paso a la generación de una infinidad de oportunidades y ventajas, pero también de problemas y riesgos para los diversos usuarios: individuos, empresas, organismos, gobiernos y partidos políticos.

En México, previo a la elección de pasado 6 de junio, fuimos blanco de millones de mensajes de propaganda electoral patrocinada mediante plataformas como Facebook, Instagram, TikTok, Twitter o YouTube. Por la cantidad de cargos a elegir, el hecho de que los influencer realizaran campaña en las redes sociales a favor de un determinado partido político, causó polémica e indignación, al ocurrir en plena veda electoral, destinada a la reflexión ciudadana de cara a la emisión de su voto, lo que, aunado a los mensajes cargados de descalificación y amenazas, al parecer provocaron el triunfo sorpresivo de la oposición en buena parte de la ciudad de México, visible únicamente hasta el cómputo de los votos.

La aportación de las redes sociales a las contiendas electorales es innegable: en 2008 Barak Obama ganó la elección presidencial; en 2011, ayudaron a la transformación del norte de África, y en 2016, Donald Trump cambió varias reglas políticas y de negocios. En México durante el primer debate presidencial de 2018, más de 15 millones de usuarios, 63%, siguieron la trasmisión por Facebook; por Twitter, el 33%, y el 4% lo hicieron por YouTube.

De igual manera podemos decir que la influencia de las redes sociales ha sido determinante, por ejemplo, en el joven Al-Dhafesi quien aprendió a programar sin internet en medio de la guerra civil en Yemen, generando un sitio web donde los ciudadanos comparten sus historias de guerra, o en la madre que al ver que ninguna persona llegaba a la fiesta que había organizado para sus hijos lanzó una invitación masiva, cuya respuesta fue inmediata, debiendo contener a los que querían asistir aún en plena pandemia.

Pero también el uso inadecuado de las redes sociales ha tenido efectos negativos sobre la salud mental de los niños y adolescentes, lo que exige un mayor acompañamiento de padres y madres en el espacio digital; demanda de los medios de comunicación el análisis y la disertación objetiva de los hechos, y reclama de cada individuo la responsabilidad de allegarse de elementos que le permitan tomar decisiones razonables, incluso en las subsecuentes emisiones de su voto.

Y de manera imprescindible, se requiere que el sistema educativo nacional refuerce los valores y principio cívicos y ciudadanos como episteme de la practica comunitaria y social, que conjunte estrategias para el desarrollo de prácticas educativas y de contenidos electrónicos, y que establezca las bases pedagógicas para la formación de genuinos liderazgos de opinión y de cambio que manejen con respeto y responsabilidad no sólo las redes sociales, sino los Social Media en su conjunto para crear auténticas comunidades digitales.

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Desde este espacio envío una felicitación al Dr. José Antonio de los Reyes Heredia, para quien deseo el mayor de los éxitos como rector General de la UAM, en el periodo 2021-2025, a partir del 3 de julio del presente año.