
Temas como el racismo y la discriminación contra indígenas fueron abordados en el teatro por Elena Garro (1916-1998) en los sesentas del siglo pasado. Hoy estos mismos vuelven al escenario y no pierden vigencia, lo cual es lamentable.
Así piensa Miguel Romero, director de escena de El árbol, obra escrita por Garro que fue estrenada en 1963 y ahora la retoma el también actor para estar en temporada del 1 al 31 de julio en el Foro A Poco No.
“Es lamentable que estos temas sigan teniendo vigencia en nuestros días, pero el arte tiene que ponerlo en los reflectores para que veamos qué estamos haciendo mal y cómo podemos modificarlo o reaccionamos a esto”, explicó Romero en entrevista.
De esta manera, piensa el director de la obra, el teatro es catarsis y tiene que reflejar parte de lo que sucede en la actualidad, con el afán de crear algún tipo de conciencia en los espectadores.
“Sin embargo, esta obra (El árbol) no es aleccionadora pues simplemente expone lo que es la realidad de hoy en nuestra sociedad mexicana”, añadió Miguel Romero.
RESCATAR RASGOS INDÍGENAS. En El árbol, Elena Garro retrata la vida de dos mujeres con claras diferencias económicas: Marta acepta en su casa a Luisa, de origen indígena, quien le cuenta poco a poco su vida para desahogar sus culpas y provoca una reacción en la señora de clase alta.
“Él mensaje es claro, mostrar un fragmento de la vida de cualquier persona en una sociedad que sigue siendo represiva y que menosprecia; el objetivo s ver la podredumbre que como sociedad podemos ser”, detalló Romero.
De esta manera, el director de la obra destacó lo cuidadoso que fue en la construcción física de sus personajes, pues en el caso del personaje pobre no quiso mostrar a una mujer con vestido folklórico o lo que se conoce despectivamente como una “paisanita”.
“Tenía que cuidar los aspectos físicos, porque buscaba una neutralidad en los personajes pero al mismo tiempo rescatar los rasgos indígenas de Luisa”, describió.
REALISMO MÁGICO MEXICANO. Además de la discriminación y vejación a las personas de origen indígena, Romero pone de relieve el papel de la mujer en general, que también cobra importancia en la obra.
“Me encanta la idea de meterme en el universo femenino que plantea Elena Garro, donde en este caso la mujer sigue siendo pisoteada y continúa su rol de sufrida en la sociedad”, expresa Miguel Romero.
De esta manera la obra es descrita por el director como bella, fuerte y contundente dentro de la expresión femenina, en una cosmovisión muy propia de Elena Garro.
“Los temas que plantea en sus textos (Elena Garro) tienen que ver con el realismo mágico, que es algo fundamental en nuestro México, que ya se volvió cultural”, agregó Romero.
AMBIENTE ÍNTIMO. Con esta obra Miguel Romero dirige por primera vez una pieza teatral, lo que le representa un reto, pero también lo hace revisar a fondo la dramaturgia de esta obra y el cuento que le precedió.
“Para esta obra retomé algunos aspectos que Garro dejó de lado a la hora de llevar su cuento a obra de teatro, porque me pareció que eran importantes (...) aunque también es obvio que esta obra ha sido modificada desde el 63 a la fecha por las compañías que la han montado”.
La escenografía es minimalista y todo ocurre con una silla, una mesa y una lámpara como mobiliario, con la intención de generar un ambiente más íntimo con el espectador.
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