Opinión

El borolavirus: pandemia nacional

El borolavirus: pandemia nacional

El borolavirus: pandemia nacional

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La campaña mediática y en redes no contra el Presidente, ojalá ahí se quedara el asunto, sino contra la estabilidad del país a partir de una serie de noticias falsas, desfasadas, descontextualizadas y llenas de odio tóxico como el que anima a la ultraderecha a destruir el andamiaje estructural de la 4T aunque en el camino corramos el riesgo de que el país se vaya al carajo, nos da pauta para analizar un virus que se originó cuando el sistema extractivista, apoyado por un puñado de esclavos colonizados que todos padecemos en nuestros círculos familiares o de amigos, fue desplazado y reducido a una oposición grotesca y moralmente derrotada.

La manera en la que el gobierno está enfrentando la epidemia del Covid-19 ha sido objeto de los más arteros ataques por un grupo de enfermos afectados por un virus capaz de convertir en sociópatas a los pobres diablos que se infectaron con un germen que destruye los tejidos neuronales de sus portadores: el borolavirus.

Pero pongamos foco en el Covid-19. La estrategia con la que el gobierno ha desafiado la situación a partir de un diagnóstico de escenarios divididos en fases, no sólo ha sido reconocida de manera favorable por la Organización Mundial de la Salud, sino que se encuentra en fase de evaluación permanente, acompañada con una muy puntual campaña informativa encabezada por un reputado epidemiólogo que ha resultado ser un excelente comunicador por la manera mesurada y asertiva en la que les sale al paso a los rumores y la inquina de los afectados del borolavirus.

Me refiero al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, quien no se ha cansado de salir al paso de quienes quisieran ver al país envuelto en un caos.Desde luego, es posible que en algún momento entremos al escenario 2 de “Dispersión Comunitaria", entre cuyas medidas, aplicadas ya de manera selectiva en varios lugares, se encuentran: reducción de aforo; en su caso, suspensión de eventos masivos y de actividades en espacios cerrados; y aplicación de filtros sanitarios. En este contexto corrió como reguero de pólvora (así se expande el borolavirus) una noticia falsa en la que un politiquete de Nuevo León afirmaba contar con información de que el Gobierno de la República no estaba dando a conocer las cifras reales de infectados. Gracias a noticias como ésa, se saturó la línea informativa sobre el Covid-19 que abrió el gobierno federal para toda la población y que no está de más reproducir: 800-044-800.

Estos rumorólogos lo que buscan es parar la actividad económica del país y ponerlo en un escenario de crisis para decir: “Se los dijimos, chairos”

El flujo de datos ha sido puntual. En el portal de la Secretaría de Salud hay mucha información preventiva y una serie de manuales de todo lo que se conoce de la enfermedad, así como de su evolución en el país. Como ciudadanos responsables debemos cerrarle el paso a rumores, noticias desfasadas o sacadas de contexto más allá de nuestras preferencias políticas porque esas sí pueden agravar una epidemia que está monitoreada y para la cual las autoridades sanitarias están preparadas.

El bajo índice de mortalidad de la pandemia no implica que en algún momento se presenten decesos como ha ocurrido en otras partes del mundo, pero si actuamos de manera responsable, siguiendo las indicaciones sanitarias y, sobre todo, sin dejarnos contagiar por el miedo, caldo de cultivo del borolavirus, el país le hará frente a esta pandemia mundial de la mejor manera posible.

Con base en la nota de ayer del colega Mario David Camarillo, López-Gatell comentaba que, aunque había casos en los que a pesar de seguir en la fase 1, se evaluaba tomar medidas de la fase dos, lo principal era no caer en el alarmismo: “De nada sirve el miedo, de nada sirve el pánico. Las olas de miedo pueden llevar a cancelaciones anticipadas de eventos. Llamamos a la calma. Tenemos identificado el plan técnico, pero no hay que cancelar eventos de manera desordenada."

De expertos en espionaje, los opositores se convirtieron en feministas y ahora son epidemiólogos.

Cierro con un acertado y simpático comentario de una amiga, Miriam Bertran, que pone en contexto lo que hemos padecido en estos días: “Acabo de oír una gran verdad: ‘jamás habíamos oído a tanta gente hablar de lo que no sabe’. Entre los periodistas buscando cachar a los responsables de salud, los analistas políticos diciendo que México debería estar haciendo lo mismo que los europeos, porque obvio los europeos son chidos, y entre los anti-Peje esperando la hecatombe para tener por fin razón, todo el mundo habla y habla y además no escucha.”

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