Opinión

El coronavirus, la gran prueba para Trump

El coronavirus, la gran prueba para Trump

El coronavirus, la gran prueba para Trump

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

A fines de enero en Davos, Suiza, durante su discurso en el Foro Económico Mundial, el presidente Donald Trump le aseguró a la élite de plutócratas reunidos ahí que el coronavirus estaba totalmente bajo control. Cuatro semanas después con la propagación del mal, cientos de muertes en otros países, los mercados de valores desplomándose, el mandatario sigue asegurando lo mismo.

Trump continúa diciendo, tanto en ruedas de prensa como en Twitter, que tiene la situación en buenas manos, que a Estados Unidos no va a llegar y que las cosas empiezan a lucir muy bien. Y es de comprenderse que el Presidente no quiera hablar de las posibles consecuencias, como podría ser un cambio en la magnífica economía que el país tiene en estos momentos, su punto fuerte para ser reelecto.

Con un panorama en el que 59 por ciento de los estadunidenses asegura que sus finanzas personales son mejores que nunca y 74 por ciento está convencido de que el año próximo será aún mejor, el optimismo de sus conciudadanos es la mejor arma que Trump tiene en sus manos.

Infinidad de electores están dispuestos a dejar de lado sus diferencias ideológicas con el mandatario y reelegirlo, si su dinero está asegurado, si el poder de compra sigue creciendo y si el desempleo sigue bajando. Sin embargo, si las cosas cambian, los deseos del mandatario de quedarse cuatro años más en la Casa Blanca podrían desmoronarse.

Existen razones de más para temer que uno de los síntomas del virus en cuestión sería una recesión mundial. Es increíble, dicen los expertos, que un organismo microscópico, que se trasmite de un murciélago al cuerpo humano, podría derrumbar las finanzas y la economía del país más rico y poderoso del mundo entre hoy y el próximo 3 de noviembre, cuando los estadunidenses acudan a las urnas.

De agravarse la situación con el COVID-19, como identifican los hombres de ciencia al coronavirus, eso podría llevar a Trump a una pronta tumba política. No sólo por la economía, sino porque podrían acusarlo de negligencia, ya que su administración ha tratado insistentemente de reducir el presupuesto gubernamental dedicado a la salud, ha cortado el intercambio médico con otros países, manteniendo contacto con sólo diez de las 49 naciones con que se intercambiaba información. Trump cerró la unidad de salud del Consejo de Seguridad Nacional, eliminó el presupuesto que el gobierno federal otorgaba a un fondo para crisis, por lo que en términos generales, su administración no está preparada para afrontar una situación de verdadera emergencia.

Por otra parte, está el problema de la desinformación y las contradicciones en la información que se da a la población. Mientras los grandes expertos en salud, como la doctora Nancy Messonnier, directora del Centro para Control y Prevención de Enfermedades, advierten que la vida diaria de los estadunidenses está por complicarse, y bastante; otros allegados a Trump, como Larry Kudlow, del Consejo Económico Nacional, aseguran que no hay de qué preocuparse.

De seguir propagándose el miedo y la enfermedad, eso ayudaría al expresidente Joe Biden, quien aspira a la Presidencia y podría sacar a relucir su experiencia en salud pública, ya que como parte del gobierno de Barack Obama estuvo involucrado en el combate a la epidemia del ébola en 2014.

En cuanto a Michael Bloomberg, el exalcalde de Nueva York que también quiere la Oficina Oval, ya empezó a recordarle al público con frecuentes mensajes en televisión que Trump no ha sabido responder a la crisis, mientras que él tuvo a su cargo el regreso a la normalidad de los neoyorquinos, los años que siguieron a los ataques terroristas de 2001.

Y qué decir de las ventajas que podría tener el socialista demócrata Bernie Sanders, que en campaña tanto habla de la necesidad de seguro médico para todos, en un país donde en estos momentos de incertidumbre hay 46 millones de personas sin acceso a un doctor, poniendo en peligro no sólo su salud sino la de todos a su alrededor.

Sin embargo, y hay que decirlo, siempre existe la posibilidad de que una combinación de esfuerzos por parte de las autoridades de salud, el clima que empieza a calentar y el fin del año escolar (las escuelas son uno de los principales focos de propagación del virus) terminen con esta amenaza para el verano. Justo a tiempo para beneficiar al presidente en las elecciones.

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