Opinión

El desafío

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El 65% de la flota aérea global está en tierra. Ante la crisis que del COVID-19 los expertos calculan que en el mejor de los escenarios desaparecerá al menos el 17% de la industria, y en el peor el 70%, los inversionistas se centran en determinar por cuánto tiempo podrán mantenerse a flote las aerolíneas del mundo. Asimismo, muchos se preguntan cómo harán las aerolíneas y los aeropuertos para desarrollar ideas e iniciativas que ayuden, por un lado, a diferenciar los protocolos y por la otra, a optimizar la demanda inicial de pasajeros y, desde luego, los ingresos.

Por lo pronto, los principales temores de los pasajeros se centran en minimizar la ansiedad y el miedo que provoca el riesgo de contraer Covid-19, padecimiento para el cual aún no existen ni cura ni vacuna y que, se entiende, es más fácil de contraer en ambientes cerrados como son los aviones y en lugares donde se concentra una gran cantidad de personas, como sucede con los aeropuertos.

El gran dilema es, pues, que la industria del transporte aéreo está obligada a generar demanda para, en primera instancia, recuperar el nivel que tenía antes de la crisis y después para crecer, y en segundo lugar, para que las economías del mundo se recuperen y todo ello deberá ser fruto de la concertación entre autoridades, operadores y aeropuertos que, en conjunto, generen las formas óptimas de asegurar la inocuidad.

De acuerdo con diversos expertos, la recuperación de la demanda de pasajeros será un proceso lento, por fases, gradual y no habrá fórmulas mágicas de recuperación rápida de la demanda. Aún antes de la llegada de la epidemia, la industria del transporte aéreo y la economía global ya registraban síntomas de sobreoferta de asientos, crecimiento de costos, problemas de rentabilidad y desaceleración económica.

En ese sentido, se señalan tres etapas para que los operadores puedan tener una recuperación exitosa. La primera etapa ya está en marcha y es donde interviene la reducción de costos, el replanteamiento del tamaño de las flotas y el análisis de la red de rutas, la preservación del efectivo (que es vital) y el aumento de liquidez, a través de mecanismos públicos y privados.

En una segunda fase, las aerolíneas necesitan entender los temores y ansiedades, tanto de sus clientes y empleados, como de los gobiernos de los países a los que vuelan. Esto puede llevarse a cabo a través de encuestas comprensivas y de acercamientos diplomáticos.

La última etapa implica el uso de tecnología, innovación y digitalización para disminuir estos temores, así como reducir hasta en un 30% los costos operacionales y que esto ayude a las aerolíneas a desarrollar una organización de bajo costo, ágil, flexible en sus estructuras laborales, que impulse la rentabilidad y la mejora de ingresos y oportunidades, además de que permita adelantarse a las necesidades de los usuarios.

Para hablar de estos temas, René Armas, consultor internacional, estará charlando sobre este tema en un webinar que se transmitirá este miércoles 20 a las 10 hrs. de México: https://www.eventbrite.es/e/entradas-traveling-in-the-future-new-challenges-for-airline-companies 104675685794?aff=ebdssbeac

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.

E-mail: raviles0829@gmail.com