LAS CELEBRACIONES
El 1 de Mayo se celebra en todo el mundo el Día del Trabajo, agrupaciones sindicales y obreras se organizan para manifestar sus demandas y recordar la importancia que para el desarrollo económico de los países representan los trabajadores. En nuestro país esta celebración ha ido perdiendo presencia tanto en lo político como en lo social.
Los sindicatos dejaron de ser organizaciones de lucha por los derechos de los trabajadores para convertirse en agencias de colocación y en muchos casos, como el que se dio a conocer recientemente en Monterrey, Nuevo León, herramientas de enriquecimiento personal y corrupción.
La globalización arrasó con la ideología del proletariado y dio cabida a las agrupaciones de conveniencia, las componendas sindicales han sido descubiertas públicamente, los ejemplos en México son muchos: los petroleros que tenían derecho por conducto del sindicato de contratar constructoras y empresas petroleras con asignación directa; los maestros que en un importante porcentaje gozaban de licencias sindicales y cobraban sin trabajar; las bolsas de trabajo donde las plazas son compradas por los aspirantes a la organización sindical y muchas acciones más que han hecho perder autoridad moral al sindicalismo mexicano.
El Movimiento Obrero mexicano emergió cuando la polvareda de la Revolución Mexicana amainó. Su ascenso, consolidación y hegemonía están asociados con la plenitud del antiguo régimen, que cambió en el año 2000, y en la actualidad atraviesa una etapa de transición donde las prioridades han cambiado.
Ya no se trata de ser una fuerza política dominante, se trata hoy de conservar la fuente de trabajo, aferrarse a las oportunidades que todavía quedan y que se desvanecen poco a poco, pues el modelo de empleo que dio poder a las centrales obreras está de retirada. El siglo XXI ha traído nuevos retos, pero también nuevas tecnologías, lo que será la base del modelo de empleos para los próximos años, un modelo en el que los grandes sindicatos no tienen lugar.
HUELGAS FUNDADORAS, EL ANARQUISMO
Aunque los especialistas consideran que la Revolución Mexicana fue un estallido preferentemente campesino, no se puede olvidar que dos huelgas obreras —la de Cananea y la de Río Blanco— se encuentran entre los factores centrales del estallido, pues dejaron en claro la cerrazón del régimen de la época. Un régimen sin voluntad para la negociación y dado a las soluciones de fuerza. En Cananea, mina dedicada a la explotación del cobre, los trabajadores, hartos de los abusos patronales, se organizaron movilizándose hasta llegar a la huelga. El gobierno intervino y metió a la cárcel a los dirigentes. La de Río Blanco, en Veracruz, fue una huelga de obreros textiles que trabajaban en condiciones cercanas a la esclavitud. Ocurrió algo similar que en Cananea, el descontento llevó a la movilización, ésta a la huelga, la huelga trajo la intervención del gobierno para reprimir y detuvo a los líderes. No se conformó con detenerlos, los fusiló. El mensaje quedó enviado: si quieren algún cambio tendrá que ser por la fuerza.
LOS FLORES MAGÓN
Las ideas de los hermanos Flores Magón, fundadores del Partido Liberal Mexicano, con vena anarquista, que sostenían que la dictadura porfirista caería gracias a una huelga general, fue un factor para que el régimen tomara decisiones draconianas. Una vez que la fracción sonorense ganó la Revolución Mexicana, comenzó el jaloneo de dimensiones históricas entre el interés gubernamental de controlar a los trabajadores a través de sindicatos que no fueran adversarios sino aliados del gobierno, y los grupos de trabajadores más radicales que no querían tutelajes. Dicha alianza se basaba, no es sorpresa, en la corrupción de los líderes obreros que comenzaron a vivir mejor que los patrones. Hay que tener presente que el objetivo central de los primeros regímenes revolucionarios fue modernizar al país, lo que supuso un esfuerzo de industrialización colosal que trajo aparejado el crecimiento del número de empresas y obreros en los ciudadanos y el inicio de la declinación de los trabajadores del campo. Ese esfuerzo, el de la industrialización, requería estabilidad social por lo que el gobierno no se ahorró recursos políticos, financieros o de fuerza para conseguirlo.
EL MODELO CROM Y LOMBARDO
Se considera a la CROM la primera gran central obrera nacional creada a mediados de 1918. La CROM estuvo articulada al Partido Laborista Mexicano. Su primer líder importante fue Luis N. Morones, que había hecho sus pininos en la Casa del Obrero Mundial y que terminó siendo parte del gabinete de Plutarco Elías Calles, lo que mostró sin espacio para la duda su dependencia del gobierno. Su carrera descarriló el día del asesinato de Álvaro Obregón. De una fracción de la CROM surgiría tiempo después la CTM bajo la guía de un dirigente con sólida formación académica, un filósofo de la política, un hombre de pensamiento y acción, Vicente Lombardo Toledano, que llegó a ser gobernador de Puebla y buscó la Presidencia de la República a través del Partido Popular Socialista.
SIEMPRE FIDEL
Puede afirmarse que la historia de la CTM es la historia del movimiento obrero oficialista del antiguo régimen, el que concluyó con la derrota del PRI en el año 2000. Desde luego a lo largo del régimen surgieron sindicatos importantes que no fueron parte de la Central, pero el peso político del movimiento obrero estuvo en la CTM creada en el sexenio de Lázaro Cárdenas. Personajes como Fidel Velázquez, Fernando Amilpa, Alfonso Sánchez Madariaga, Blas Chumacero estuvieron en el grupo fundador. Su primer secretario general fue, como quedó dicho, Lombardo Toledano. La figura de Fidel Velázquez es indisoluble de la CTM central que dirigió por décadas. Fidel trabajador de la industria lechera, resultó ser un político de grandes ligas. Leonardo Rodríguez Alcaine y Joaquín Gamboa Pascoe son otros líderes recordados más por su aportación a la picaresca y enriquecimiento que por su legado ideológico. Ya en otra dimensión, sin el protagonismo de otros tiempos, la CTM es conducida ahora por Carlos Aceves. Ya no hay aspiraciones de poder político sino estrategias para conservar las plantas de trabajo en una etapa del desarrollo histórico en la que los grandes sindicados se van quedando sin sustancia.
La situación de los trabajadores en la segunda década se expresa en la Reforma Laboral que ha tenido dos momentos, uno antes del inicio del sexenio actual y otro más reciente. Se sustituyen los órganos de justicia laboral, o sea las Juntas de Conciliación y Arbitraje que están siendo desmontadas buscando formas más eficaces e inéditas de conciliación entre trabajadores y patrones. Ha sido un sexenio sin huelgas importantes a pesar de las muy inciertas condiciones del mundo laboral a nivel internacional. Los sindicatos se han pertrechado para aguantar los embates de los nuevos tiempos.
Respecto de la Reforma Laboral, el actual secretario, Alfonso Navarrete Prida, señaló que ésta promueve el acceso al mercado de trabajo para más mexicanos, en especial de jóvenes y mujeres; también impulsa la productividad con beneficios compartidos para trabajadores y empresas, y proporciona las condiciones que estimulan el crecimiento económico al fomentar más inversiones que generen nuevos empleos. Hay un esfuerzo de formalizar las plazas laborales, darles a los informales la oportunidad de tener la cobertura de las instituciones de protección social y, claro, de pagar impuestos.
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